sábado, 30 de julio de 2011

CAP. 9

_____ extendió un brazo y tocó una mano de Tom. Él la miró al instante.
-No estés triste Tom -le dijo, para tranquilizarlo-. Si hay algo que podamos sacar de lo ocurrido, es que por lo menos nos hemos hecho amigos. Mira, ni siquiera he tartamudeado una sola vez.
El se quedó mirándola, con tanta intensidad que empezó a darse cuenta de la situación en la que se encontraba. Ya no llevaba al hijo de Bill. Ya no había razón alguna para quedarse a vivir en casa de los Kaulitz. Su amistad había llegado un poco tarde. Retiró la mano y sintió una punzada de dolor en el corazón.
-¿Qué te pasa? -le preguntó Tom-. ¿Te ocurre algo?
-Nada...
-No me digas eso, _____. Tu cara es un libro abierto. ¿Qué es lo que te preocupa?
-Pu... pues me estaba pensando en lo que iba a hacer ahora -admitió ella-. Dónde me voy a ir a vivir.
-¿Por qué? ¡Te puedes quedar a vivir en Kaulitz Hall, por supuesto!
-No está tan claro, Tom. Ya no hay ninguna razón, para que siga viviendo allí. Y ya no hay razón para que sigas casado conmigo.
-Tonterías -se levantó y empezó a caminar por la habitación, mirándola de vez en cuando. El día anterior, seguro que aquella mirada la hubiera acobardado. Pero en aquel momento sabía que Tom no era como se lo había imaginado. Debajo de aquel lobo se escondía un cordero. Debajo de esa dura coraza, había un corazón tierno.
-Mi madre me despellejaría si no te vinieras a vivir con nosotros. Y también Maud. Das alegría a la casa, _____. Eres como un día de primavera después de un largo invierno. No puedes dejarnos. ¡Es una orden!
_____ se quedó un poco sorprendida, por aquella declaración poética y apasionada de Tom.
-Trataré de encontrarte un trabajo, cuando te recuperes -continuó él-. O si quieres, también puedes ir a la universidad y estudiar algo. ¿Has aprobado el instituto?
_____ asintió. Sólo fue capaz de sacar un aprobado, porque Joe la obligaba a ayudarlo en la granja. Faltó más que cualquier otro de sus compañeros de curso.
-Entonces, todo decidido. Y no quiero oír más esas tonterías de que te vas. Dios mío, _____, ten compasión de mí, antes de sugerir eso otra vez. No quiero ni pensar lo que Wilma diría, si se enterara. Mi vida no tendría ningún valor.
_____ le sonrió, y luego bostezó de cansancio.
-Estoy siendo un poco egoísta, molestándote con todo esto cuando tendrías que estar durmiendo. Pero sólo estaba intentando aclarar algunas cosas. Deberías haberme mandado callar y decirme que me fuera.
-Cállate y vete -le dijo ella, sonriendo. Él le devolvió la sonrisa, se acercó a ella, se inclinó y le dio un beso en la mejilla.
-Y ahora a dormir -murmuró él-. Y no te preocupes. Yo te cuidaré. Se lo prometí a Bill...



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-¡Vaya casa de locos! -exclamó Wilma-. Parece que el día de Navidad va a ser mañana, en vez de dentro de una semana. Todo el mundo está comprando en Chatswood. Creo que lo mejor será ir a comprar a una tienda más pequeña, _____. Mira, ahí queda una mesa vacía. Vamos a sentarnos. Estoy agotada.
-Y yo también -le dijo _____-. No creí que comprarle a Tom una cámara sería tan difícil, o que fueran tan caras.
_____ y Wilma se fueron hacia una de las mesas que había contra la pared y se sentaron, felices de poder poner los paquetes en algún sitio y descansar un rato. Una camarera se acercó a ellas y se sintió un poco aliviada, al oír que sólo querían dos cafés con hielo.
-No debes preocuparte por el dinero, _____ -le comentó Wilma, cuando se fue la camarera-. ¿No te ha abierto una cuenta Tom para tus gastos?
-Sí, sí. Tengo la libreta guardada en mi habitación.
Wilma frunció el ceño.
-¿No las utilizado aún?
-No. No he tenido necesidad de ello. Tom me ha comprado toda la ropa que necesitaba. Maud ha llenado los armarios con todos los artículos de tocador que te puedas imaginar. Simone insiste en invitarme siempre que vamos al cine y tú pagas todo cada vez que salimos los sábados.
Pasar el sábado con Wilma se había convertido en un ritual. Algunas veces se iban a la casa que Wilma tenía en Horsby, comían allí y hablaban de sus cosas, pero la mayoría de las veces _____ la acompañaba a ir de compras. Wilma era una especie de adicta a las compras.
-La verdad, Wilma, no me siento cómoda con la cantidad de dinero que me da Tom. Es más de lo que yo esperaba, incluso cuando llevaba dentro de mí al hijo de Bill. He pensado preguntarle a Tom si quiere que le devuelva parte.
-¡Por Dios, cómo se te ocurre decir eso! -exclamó Wilma-. Se enfadaría un montón. Le gusta pensar que te está cuidando como debe cuidarte. Y le gustaría que gastaras un poco más de dinero, también.
-Pero no para comprarle su regalo de Navidad -insistió _____-. Eso no habría sido justo.
-¿Entonces de dónde sacaste los cien dólares que te costó esa cámara?
-Los gané.
-¿Los ganaste? ¿Cómo?
-Planchando.
-¿Planchando?
-Sí, convencí a Maud para que me pagara por planchar la ropa que normalmente enviaba a la tintorería. Luego, puse anuncios ofreciendo mis servicios. Ya tengo cuatro clientes. He ganado ciento cincuenta dólares, el último mes.
Wilma la miró sorprendida.
-¿Sabe Tom algo de todo esto?
-Claro que no. Ni lo va a saber. Seguro que se enfadaría.
-Enfadarse es poco, _____ -le dijo Wilma-. No has visto cómo se pone cuando está furioso.
-Bueno, le he visto enfadarse de vez en cuando.
-No es lo mismo, te lo aseguro.
-No me puedo imaginar al Tom de los últimos meses ponerse furioso. ¿Qué le pasa, Wilma?¿Todavía sufre la pérdida de Bill o del hijo de Bill? Porque eso es lo que le pasa a simone. Todo el tiempo está triste y apesadumbrada. Maud es la única que está feliz y contenta. A veces, me pongo furiosa con Tom y su madre. ¿No piensan que yo estoy triste también, que siento la pérdida más que ellos, quizá? Yo puedo entender los cambios de humor de simone. Porque ya es mayor. Pero Tom podría sonreír de vez en cuando. Tan sólo viene a casa, come, trabaja y duerme. Cuando habla es bastante cortante. Y bebe como una esponja. Maud está bastante preocupada.
-¿Y tú, _____? -le preguntó Wilma-. ¿Estás tú preocupada? ¿De verdad te preocupa lo que le pasa a Tom?
-¡Por supuesto que sí! Me preocupa mucho. Y desearía que él también se preocupara por mí. Creí que habíamos llegado a entendernos la noche que perdí al hijo de Bill. Se comportó tan cariñosamente conmigo, Wilma. Yo pensé que... -movió de lado a lado la cabeza, como si no supiera lo que pensar-. No sé, creía que podíamos llegar a ser buenos amigos. Pero ahora, me doy cuenta de que no puedo ser amiga de Tom. Soy su responsabilidad, eso es todo. Y eso es todo lo que puedo ser para él.
-Yo no diría eso...
El tono de Wilma sorprendió a _____, e iba a contestarle, cuando llegó la camarera con los cafés. Se quedó pensando unos segundos en lo que Wilma había querido decir. Miró a Wilma. Y ella sonrió.
-Ya veo que estás abriendo los ojos, en más de un sentido. Me preguntaba cuánto tiempo tardarías
-¡Pero, pero eso no puede ser, Wilma! Es imposible que yo le guste a Tom. Y además yo estoy todavía enamorada de Bill.
-Me alegro de que no me hayas mentido, diciéndome que no te gustaba Tom -le respondió Wilma-. Sólo una chica que estuviera ciega, sorda y muda no se sentiría atraída por él. Ese hombre es guapísimo, y muy sensual.
_____ se quedó mirando perpleja a la secretaria de Tom. ¿Estaría Wilma enamorada de su jefe?
-No -le dijo Wilma-. No estoy enamorada de Tom. Es muy joven para mí. Me gustan los hombres mayores, los que prefieren el cerebro de las mujeres, en vez de su cuerpo -le respondió a _____, al ver cómo la miraba-. Pero tú, _____, eres otra historia. Eres guapa. Y muy joven. Y me niego a creer que no te hayas dado cuenta de lo que te estoy diciendo. Y si crees que Tom no se siente atraído por ti, te recomiendo que lo reconsideres. Apostaría cualquier cosa a que sus cambios de humor se deben a que se siente frustrado.
_____ echó para atrás la cabeza y dio un sorbo de café. Necesitaba algo frío, además de algo de tiempo para pensar. A lo mejor había algo de verdad en lo que Wilma estaba diciendo. Siempre había pensado que Tom era guapo y en un par de ocasiones se había sentido muy atraída por él. Pero no en un plano sexual. Nunca había sentido eso por él. Podría ser que ella atrajese a Tom, pero sólo superficialmente. No creía que pudiera hacerle perder el sueño. De vez en cuando se iba de viaje. No había razón alguna para sentirse frustrado. Aquel sufrimiento era por algo diferente, más profundo y personal. Por primera vez en meses, empezó a pensar en la ex mujer de Tom. Nunca le había preguntado a Maud por aquella mujer porque la pérdida del hijo de Bill había hecho que se olvidara completamente de ella. Pero en aquel momento le picaba la curiosidad.
-Cuéntame algo de Charmaine, Wilma. ¿Cómo era?
-La mujer más guapa que he visto en mi vida, a primera vista. Pero cuando la mirabas de cerca, te dabas cuenta de que no era tan perfecta. Era como de plástico. Rubia, con una sonrisa artificial, grandes pechos, piernas largas. Una chica Penthouse. Pero nada tonta, sin embargo. Porque detrás de aquella imagen estereotipada, se escondía una mente muy sagaz. Jugaba con Tom como quería. Estuvo hechizado, hasta el día que descubrió toda la verdad.
-¿Y qué descubrió?
-No debería decírtelo, aunque no creo que Tom piense que yo lo sepa. Pero si aireas los trapos sucios, con tu secretaria en la habitación de al lado, lo mejor es que bajes la voz.
-¿Y qué es lo que hizo?
-Pues estaba tomando la píldora. Eso es lo que hizo.
_____ se quedó blanca. Wilma suspiró.
-Parece ser que Tom y Charmaine habían estado intentando tener un hijo desde que se casaron. Como, al cabo de un año, no se quedaba embarazada, pretendió estar preocupada e incluso le dijo que iba a ir a hacerse unas pruebas. Incluso convenció a Tom para que se las hiciera él mismo. Cuando le dieron los resultados y le dijeron que podía tener hijos, llamó al médico de Charmaine y le preguntó qué podría hacer para ayudarla a concebir.
-¿Y el médico le informó de que se estaba tomando la píldora?
-No tan claro. No hubiera podido decírselo tan claramente. Pero al ver que no le daba una respuesta, Tom empezó a pensar y cuando ese día Charmaine fue por la oficina, para comer con él, le contó sus sospechas. La interrogó y finalmente admitió que había estado tomando anticonceptivos desde el principio. Tom perdió los estribos y la llamó de todo. Ella le gritó y le dijo que no tenía ninguna intención de echar a perder su figura, teniendo a un mocoso.- _____ puso gesto de amargura.
-Y no se le ocurrió otra cosa que decirle que si tenían un hijo arruinarían su vida sexual, y cometió el gran error de decirle que lo amaba tanto que no quería perder eso. Tom le contestó que no tenía ni idea de lo que era amor, y que cuando esa noche volviera a Kaulitz Hall, esperaba que se hubiera ido de allí. Ella salió disparada de la oficina y le dijo que lo iba a demandar. Tom le respondió que le daría lo que quisiera, sólo por librarse de ella.
-Pobre Tom. Debía estar muy enamorado, para responder de esa manera.
-Sí, Charmaine lo dejó muy marcado.
-Estoy convencida de que incluso juró no volverse a casar otra vez -murmuró _____.
-Pero se casó otra vez -puntualizó Wilma-. Se casó contigo.
-Pero eso es diferente.
-Lo fue, pero no hay motivo para que siga siéndolo, _____. Si quisieras, lo podrías convertir en un matrimonio de verdad. Podrías darle a Tom los hijos que él siempre ha deseado. Nunca te dejaría. Estoy convencida.
_____ quedó sorprendida, no sólo por aquella sugerencia sino por su propia respuesta, en especial en lo que se refería a la posibilidad de tener hijos en un futuro cercano. Había pensado, después del aborto, que nunca iba a intentar tener otro hijo. La idea de tener uno la hizo sentirse especial por dentro. Deseaba un hijo al que pudiera amar y cuidar. Lo quería de todo corazón.
¿Un hijo de Tom?

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