sábado, 30 de julio de 2011

CAP. 9

_____ extendió un brazo y tocó una mano de Tom. Él la miró al instante.
-No estés triste Tom -le dijo, para tranquilizarlo-. Si hay algo que podamos sacar de lo ocurrido, es que por lo menos nos hemos hecho amigos. Mira, ni siquiera he tartamudeado una sola vez.
El se quedó mirándola, con tanta intensidad que empezó a darse cuenta de la situación en la que se encontraba. Ya no llevaba al hijo de Bill. Ya no había razón alguna para quedarse a vivir en casa de los Kaulitz. Su amistad había llegado un poco tarde. Retiró la mano y sintió una punzada de dolor en el corazón.
-¿Qué te pasa? -le preguntó Tom-. ¿Te ocurre algo?
-Nada...
-No me digas eso, _____. Tu cara es un libro abierto. ¿Qué es lo que te preocupa?
-Pu... pues me estaba pensando en lo que iba a hacer ahora -admitió ella-. Dónde me voy a ir a vivir.
-¿Por qué? ¡Te puedes quedar a vivir en Kaulitz Hall, por supuesto!
-No está tan claro, Tom. Ya no hay ninguna razón, para que siga viviendo allí. Y ya no hay razón para que sigas casado conmigo.
-Tonterías -se levantó y empezó a caminar por la habitación, mirándola de vez en cuando. El día anterior, seguro que aquella mirada la hubiera acobardado. Pero en aquel momento sabía que Tom no era como se lo había imaginado. Debajo de aquel lobo se escondía un cordero. Debajo de esa dura coraza, había un corazón tierno.
-Mi madre me despellejaría si no te vinieras a vivir con nosotros. Y también Maud. Das alegría a la casa, _____. Eres como un día de primavera después de un largo invierno. No puedes dejarnos. ¡Es una orden!
_____ se quedó un poco sorprendida, por aquella declaración poética y apasionada de Tom.
-Trataré de encontrarte un trabajo, cuando te recuperes -continuó él-. O si quieres, también puedes ir a la universidad y estudiar algo. ¿Has aprobado el instituto?
_____ asintió. Sólo fue capaz de sacar un aprobado, porque Joe la obligaba a ayudarlo en la granja. Faltó más que cualquier otro de sus compañeros de curso.
-Entonces, todo decidido. Y no quiero oír más esas tonterías de que te vas. Dios mío, _____, ten compasión de mí, antes de sugerir eso otra vez. No quiero ni pensar lo que Wilma diría, si se enterara. Mi vida no tendría ningún valor.
_____ le sonrió, y luego bostezó de cansancio.
-Estoy siendo un poco egoísta, molestándote con todo esto cuando tendrías que estar durmiendo. Pero sólo estaba intentando aclarar algunas cosas. Deberías haberme mandado callar y decirme que me fuera.
-Cállate y vete -le dijo ella, sonriendo. Él le devolvió la sonrisa, se acercó a ella, se inclinó y le dio un beso en la mejilla.
-Y ahora a dormir -murmuró él-. Y no te preocupes. Yo te cuidaré. Se lo prometí a Bill...



*******************************************************************
-¡Vaya casa de locos! -exclamó Wilma-. Parece que el día de Navidad va a ser mañana, en vez de dentro de una semana. Todo el mundo está comprando en Chatswood. Creo que lo mejor será ir a comprar a una tienda más pequeña, _____. Mira, ahí queda una mesa vacía. Vamos a sentarnos. Estoy agotada.
-Y yo también -le dijo _____-. No creí que comprarle a Tom una cámara sería tan difícil, o que fueran tan caras.
_____ y Wilma se fueron hacia una de las mesas que había contra la pared y se sentaron, felices de poder poner los paquetes en algún sitio y descansar un rato. Una camarera se acercó a ellas y se sintió un poco aliviada, al oír que sólo querían dos cafés con hielo.
-No debes preocuparte por el dinero, _____ -le comentó Wilma, cuando se fue la camarera-. ¿No te ha abierto una cuenta Tom para tus gastos?
-Sí, sí. Tengo la libreta guardada en mi habitación.
Wilma frunció el ceño.
-¿No las utilizado aún?
-No. No he tenido necesidad de ello. Tom me ha comprado toda la ropa que necesitaba. Maud ha llenado los armarios con todos los artículos de tocador que te puedas imaginar. Simone insiste en invitarme siempre que vamos al cine y tú pagas todo cada vez que salimos los sábados.
Pasar el sábado con Wilma se había convertido en un ritual. Algunas veces se iban a la casa que Wilma tenía en Horsby, comían allí y hablaban de sus cosas, pero la mayoría de las veces _____ la acompañaba a ir de compras. Wilma era una especie de adicta a las compras.
-La verdad, Wilma, no me siento cómoda con la cantidad de dinero que me da Tom. Es más de lo que yo esperaba, incluso cuando llevaba dentro de mí al hijo de Bill. He pensado preguntarle a Tom si quiere que le devuelva parte.
-¡Por Dios, cómo se te ocurre decir eso! -exclamó Wilma-. Se enfadaría un montón. Le gusta pensar que te está cuidando como debe cuidarte. Y le gustaría que gastaras un poco más de dinero, también.
-Pero no para comprarle su regalo de Navidad -insistió _____-. Eso no habría sido justo.
-¿Entonces de dónde sacaste los cien dólares que te costó esa cámara?
-Los gané.
-¿Los ganaste? ¿Cómo?
-Planchando.
-¿Planchando?
-Sí, convencí a Maud para que me pagara por planchar la ropa que normalmente enviaba a la tintorería. Luego, puse anuncios ofreciendo mis servicios. Ya tengo cuatro clientes. He ganado ciento cincuenta dólares, el último mes.
Wilma la miró sorprendida.
-¿Sabe Tom algo de todo esto?
-Claro que no. Ni lo va a saber. Seguro que se enfadaría.
-Enfadarse es poco, _____ -le dijo Wilma-. No has visto cómo se pone cuando está furioso.
-Bueno, le he visto enfadarse de vez en cuando.
-No es lo mismo, te lo aseguro.
-No me puedo imaginar al Tom de los últimos meses ponerse furioso. ¿Qué le pasa, Wilma?¿Todavía sufre la pérdida de Bill o del hijo de Bill? Porque eso es lo que le pasa a simone. Todo el tiempo está triste y apesadumbrada. Maud es la única que está feliz y contenta. A veces, me pongo furiosa con Tom y su madre. ¿No piensan que yo estoy triste también, que siento la pérdida más que ellos, quizá? Yo puedo entender los cambios de humor de simone. Porque ya es mayor. Pero Tom podría sonreír de vez en cuando. Tan sólo viene a casa, come, trabaja y duerme. Cuando habla es bastante cortante. Y bebe como una esponja. Maud está bastante preocupada.
-¿Y tú, _____? -le preguntó Wilma-. ¿Estás tú preocupada? ¿De verdad te preocupa lo que le pasa a Tom?
-¡Por supuesto que sí! Me preocupa mucho. Y desearía que él también se preocupara por mí. Creí que habíamos llegado a entendernos la noche que perdí al hijo de Bill. Se comportó tan cariñosamente conmigo, Wilma. Yo pensé que... -movió de lado a lado la cabeza, como si no supiera lo que pensar-. No sé, creía que podíamos llegar a ser buenos amigos. Pero ahora, me doy cuenta de que no puedo ser amiga de Tom. Soy su responsabilidad, eso es todo. Y eso es todo lo que puedo ser para él.
-Yo no diría eso...
El tono de Wilma sorprendió a _____, e iba a contestarle, cuando llegó la camarera con los cafés. Se quedó pensando unos segundos en lo que Wilma había querido decir. Miró a Wilma. Y ella sonrió.
-Ya veo que estás abriendo los ojos, en más de un sentido. Me preguntaba cuánto tiempo tardarías
-¡Pero, pero eso no puede ser, Wilma! Es imposible que yo le guste a Tom. Y además yo estoy todavía enamorada de Bill.
-Me alegro de que no me hayas mentido, diciéndome que no te gustaba Tom -le respondió Wilma-. Sólo una chica que estuviera ciega, sorda y muda no se sentiría atraída por él. Ese hombre es guapísimo, y muy sensual.
_____ se quedó mirando perpleja a la secretaria de Tom. ¿Estaría Wilma enamorada de su jefe?
-No -le dijo Wilma-. No estoy enamorada de Tom. Es muy joven para mí. Me gustan los hombres mayores, los que prefieren el cerebro de las mujeres, en vez de su cuerpo -le respondió a _____, al ver cómo la miraba-. Pero tú, _____, eres otra historia. Eres guapa. Y muy joven. Y me niego a creer que no te hayas dado cuenta de lo que te estoy diciendo. Y si crees que Tom no se siente atraído por ti, te recomiendo que lo reconsideres. Apostaría cualquier cosa a que sus cambios de humor se deben a que se siente frustrado.
_____ echó para atrás la cabeza y dio un sorbo de café. Necesitaba algo frío, además de algo de tiempo para pensar. A lo mejor había algo de verdad en lo que Wilma estaba diciendo. Siempre había pensado que Tom era guapo y en un par de ocasiones se había sentido muy atraída por él. Pero no en un plano sexual. Nunca había sentido eso por él. Podría ser que ella atrajese a Tom, pero sólo superficialmente. No creía que pudiera hacerle perder el sueño. De vez en cuando se iba de viaje. No había razón alguna para sentirse frustrado. Aquel sufrimiento era por algo diferente, más profundo y personal. Por primera vez en meses, empezó a pensar en la ex mujer de Tom. Nunca le había preguntado a Maud por aquella mujer porque la pérdida del hijo de Bill había hecho que se olvidara completamente de ella. Pero en aquel momento le picaba la curiosidad.
-Cuéntame algo de Charmaine, Wilma. ¿Cómo era?
-La mujer más guapa que he visto en mi vida, a primera vista. Pero cuando la mirabas de cerca, te dabas cuenta de que no era tan perfecta. Era como de plástico. Rubia, con una sonrisa artificial, grandes pechos, piernas largas. Una chica Penthouse. Pero nada tonta, sin embargo. Porque detrás de aquella imagen estereotipada, se escondía una mente muy sagaz. Jugaba con Tom como quería. Estuvo hechizado, hasta el día que descubrió toda la verdad.
-¿Y qué descubrió?
-No debería decírtelo, aunque no creo que Tom piense que yo lo sepa. Pero si aireas los trapos sucios, con tu secretaria en la habitación de al lado, lo mejor es que bajes la voz.
-¿Y qué es lo que hizo?
-Pues estaba tomando la píldora. Eso es lo que hizo.
_____ se quedó blanca. Wilma suspiró.
-Parece ser que Tom y Charmaine habían estado intentando tener un hijo desde que se casaron. Como, al cabo de un año, no se quedaba embarazada, pretendió estar preocupada e incluso le dijo que iba a ir a hacerse unas pruebas. Incluso convenció a Tom para que se las hiciera él mismo. Cuando le dieron los resultados y le dijeron que podía tener hijos, llamó al médico de Charmaine y le preguntó qué podría hacer para ayudarla a concebir.
-¿Y el médico le informó de que se estaba tomando la píldora?
-No tan claro. No hubiera podido decírselo tan claramente. Pero al ver que no le daba una respuesta, Tom empezó a pensar y cuando ese día Charmaine fue por la oficina, para comer con él, le contó sus sospechas. La interrogó y finalmente admitió que había estado tomando anticonceptivos desde el principio. Tom perdió los estribos y la llamó de todo. Ella le gritó y le dijo que no tenía ninguna intención de echar a perder su figura, teniendo a un mocoso.- _____ puso gesto de amargura.
-Y no se le ocurrió otra cosa que decirle que si tenían un hijo arruinarían su vida sexual, y cometió el gran error de decirle que lo amaba tanto que no quería perder eso. Tom le contestó que no tenía ni idea de lo que era amor, y que cuando esa noche volviera a Kaulitz Hall, esperaba que se hubiera ido de allí. Ella salió disparada de la oficina y le dijo que lo iba a demandar. Tom le respondió que le daría lo que quisiera, sólo por librarse de ella.
-Pobre Tom. Debía estar muy enamorado, para responder de esa manera.
-Sí, Charmaine lo dejó muy marcado.
-Estoy convencida de que incluso juró no volverse a casar otra vez -murmuró _____.
-Pero se casó otra vez -puntualizó Wilma-. Se casó contigo.
-Pero eso es diferente.
-Lo fue, pero no hay motivo para que siga siéndolo, _____. Si quisieras, lo podrías convertir en un matrimonio de verdad. Podrías darle a Tom los hijos que él siempre ha deseado. Nunca te dejaría. Estoy convencida.
_____ quedó sorprendida, no sólo por aquella sugerencia sino por su propia respuesta, en especial en lo que se refería a la posibilidad de tener hijos en un futuro cercano. Había pensado, después del aborto, que nunca iba a intentar tener otro hijo. La idea de tener uno la hizo sentirse especial por dentro. Deseaba un hijo al que pudiera amar y cuidar. Lo quería de todo corazón.
¿Un hijo de Tom?

viernes, 29 de julio de 2011

CAP. 8

-No, Dios mío, no -gritó, mientras que con manos temblorosas se ponía unos pañuelos y se dirigía otra vez a la cama. Eran las dos y cuarto. A aquellas horas, todo el mundo estaría en la cama, dormido. _____ empezó a sentir pánico. ¿Qué iba a hacer? Tendría que despertar a alguien. Alguien la tenía que ayudar. Lo mejor sería despertar a Maud. Desechó inmediatamente la idea de llamar a Tom. No podría soportar su mirada, acusándola, cuando le dijera lo que le pasaba. No podría. Tendría que avisar a Maud. El problema era que Maud dormía en su propia casa, situada detrás de los garajes. Un poco lejos. Otra punzada de dolor hizo doblarse a _____. Se puso las manos en la tripa y poco a poco salió de la habitación. Sabía lo que eran dolores de regla, pero aquello era una tortura. Tenía la sensación de que iba a perder el hijo de Bill
Empezó a bajar las escaleras, sintiendo una punzada en cada escalón. A lo mejor, después de todo, había alguna esperanza. A lo mejor le ponían una inyección y se curaba. Cuando llegó al final de las escaleras, le sorprendió ver todavía la luz del estudio encendida. Tom estaba todavía levantado. De pronto, sintió otra punzada, como si le clavaran un puñal en la tripa y no pudo evitar emitir un grito de dolor. De pronto, se abrió la puerta del estudio y apareció Tom. _____ estaba haciendo todo lo que podía por permanecer de pie. Tom se quedó pálido, y con un rictus de dolor en la cara se dirigió a ella.
-¿Qué te pasa, _____? -le preguntó, con voz ronca-. ¿Estás enferma?
-Estoy sangrando -le dijo, con voz entrecortada.
-¿Sangrando? -repitió él, sin saber qué decir.
-Sí -dijo ella. Las lágrimas que había tratado de reprimir, empezaron a recorrer sus mejillas-. Oh, Tom -gritó ella-. Creo que voy a perder al hijo de Bill.
Por un segundo, pareció quedarse mudo. _____ se doblaba de dolor, él se acercó corriendo y la sostuvo en brazos, apoyándola contra sí.
-No, no lo vas a perder -gruñó él-. No, si yo puedo evitarlo -y empezó a llevarla de nuevo escaleras arriba.
_____ sollozó, se abrazó a él y puso la mejilla contra su pecho.
-No te enfades conmigo -le dijo, medio llorando, mientras él la llevaba a su habitación-. No he hecho ninguna tontería. De verdad que no la he hecho.
-Ya lo sé -le dijo él, tranquilizándola, mientras la dejaba con suavidad en la cama-. ¿Estás sangrando mucho?
-No demasiado -contestó. Pero cada vez le dolía más.
-Voy a llamar al médico -le dijo Tom-. ¿No sabrás el número?
Ella movió de lado a lado la cabeza.
-No de memoria -respondió-. Pero lo apunté en el listín de la mesa del vestíbulo. Se llama Henderson.
-Voy a llamarlo.
_____ no quería que la dejara sola, pero sabía que no había más remedio. Los cinco minutos siguientes fueron interminables. No despegó los ojos de la puerta, relajándose un poco cuando apareció Tom otra vez. Se acercó a ella y se sentó en la cama, a su lado. Qué fuerte era, pensó ella. Y qué amable. Lo había juzgado mal. Muy mal.
-No te asustes -empezó a decirle-. Pero el doctor Henderson me ha dicho que te lleve al hospital. Ha enviado una ambulancia. Va a venir enseguida. He llamado a Maud. Se está vistiendo. Va a acompañarte.
-¿No puedes venir tú? -le preguntó, con voz temblorosa.
Aquella petición pareció sorprenderlo.
-¿Quieres que vaya contigo?
-Sí. Me sentiría mejor si vinieras. Prométeme que vendrás. Prométeme que no me dejarás sola.
-Te lo prometo -le dijo.
_____ cerró los ojos y suspiró.
-Gracias -susurró.


******************************************************************************
Perdió el niño, y Tom la tuvo que dejar cuando se la llevaron a la mesa de operaciones. Pero la estaba esperando cuando la llevaron a la habitación del hospital al cabo de un par de horas. Cuando metieron la camilla se levantó, observando en silencio cómo la colocaban y acomodaban en la cama.
-Deberías haberte ido a casa, Tom -fue lo primero que le dijo, cuando se quedaron a solas-. Debes estar agotado.
-Una promesa es una promesa, _____-le dijo, mientras acercaba una silla al lado de la cama y se sentaba en ella-. No habría podido dormir, aunque me hubiera ido. ¿Qué tal estás?
-Bien, supongo -le dijo, encogiéndose de hombros.
-No tienes que reprimir nada, cariño. Si quieres llorar, llora. Porque yo estoy a punto de echarme a llorar.
-¿Tú, Tom? -le preguntó ella, sorprendida.
La verdad es que parecía estar muy triste. Más que triste, destrozado. Lo observó detenidamente y vio que tenía los ojos inyectados en sangre.
-Ya sé, ya sé -dijo él, mientras se pasaba una mano por el pelo-. Estoy horroroso.
-Pareces agotado. La verdad es que deberías irte a casa.
-No -respondió él-. Me quedo.
Se produjo un silencio, en el cual _____ cerró los ojos y se dejó llevar por la depresión. Sabía que aquella sensación de haber defraudado a Bill no la abandonaría jamás. A lo mejor tenía que haberle dicho al médico el historial médico de su madre. De haberlo hecho, posiblemente todo aquello se habría podido evitar. El miedo a que ella pudiera haber heredado de su madre la incapacidad de tener un niño los nueve meses, la desconcertó.
-Espero que no te eches la culpa de todo esto.
_____ abrió los ojos al oír las palabras de Tom. Se encogió de hombros, incapaz de confirmarle o negarle lo que estaba sintiendo. ¿Era culpa? ¿Desesperación?
-Estuve hablando con el médico -continuó Tom-. Y me dijo que lo que te ha ocurrido es normal, cuando el feto no se desarrolla bien. Me dijo que tenía la sensación de que algo iba mal cuando viniste la última vez, que por eso te mandó una ecografía. Pero que no te dijo nada, por miedo a preocuparte.
-Mi madre tuvo bastantes abortos -le dijo-. A lo mejor a mi me va a pasar lo mismo.
-Lo dudo, _____.
-Pero podría ocurrir-aquel pensamiento la aterrorizaba, porque ella siempre había querido tener un montón de niños.
-No saques conclusiones precipitadas. Pregúntaselo al médico cuando lo veas.
-Está bien -suspiró ella, y guardó silencio.
-Háblame de tu madre, _____ -le pidió Tom, al cabo de un rato-. Lo único que sé es que murió antes de irte a vivir con Bill. También me contó que tu padrastro había intentado convencerte para que te casaras con él. ¿Es verdad?
Ella asintió.
-Me padrastro era italiano también. Mi padre no era italiano. Era australiano. Mi madre lo conoció en el colegio. Era profesor de inglés.
-Apuesto a que a sus padres no les gustó eso.
-Sus padres murieron mucho tiempo antes, en un terremoto en Italia. A ella la enviaron aquí a Australia, a vivir con su tío y su tía. Parece ser que era un poco rebelde y que nadie la podía controlar. Se casó con mi padre, nada más acabar el colegio y yo nací a los nueve meses de que ellos se casaran. Después tuvo dos abortos y los médicos le dijeron que era mejor no intentarlo más, que podría ser peligroso.
-¿Y lo intentó?
-Con mi padre natural no. Pero después de morir él, de un ataque al corazón, se casó con joe Era su primo en segundo grado. Entonces fue cuando nos trasladamos a vivir a una granja a las afueras de Lithgow. Joe quería tener un hijo. Mi madre, la pobre, intentó año tras año tener un hijo, y siempre lo perdía. Yo me acuerdo de discutir con mi padrastro y decirle que la estaba matando. Calló unos instantes. Luego continuó:
-Un día, cuando yo ya tenía dieciséis años, mamá tuvo su quinto aborto, y él y yo tuvimos una fuerte discusión. Me dijo que la función de las mujeres era tener hijos y que si mi madre no le podía dar uno, entonces tendría que buscar a alguien más joven que se lo diera. E intentó... ya sabes. Luché con él y agarre un cuchillo y le dije que si se acercaba a mí, lo mataba.
-No me importaría nada, encargarme de ese cerdo yo mismo -gruñó Tom-. ¿Lo intentó de nuevo?
-No, hasta que murió mi madre. Pero no intentó forzarme a meterme en la cama con él. Lo único que quería era casarse conmigo. Cuando me negué a ello, me encerró en mi habitación y me dijo que no me iba a dar ni agua, ni comida, hasta que recapacitara.
-¿Y qué hiciste?
-Pues logré escaparme por la ventana y me fui a casa de Bill, que vivía en la casa de al lado.
-¿Y qué hizo Bill?
-Me dijo que me podía quedar con él, hasta que decidiera lo que iba a hacer con mi vida. Y eso fue lo que hice.
-¿Y qué hizo tu padrastro?
-Vino a buscarme, hecho una fiera. Pero Bill estuvo magnífico -_____ sonrió, mientras recordaba la escena-. Sacó su escopeta, que no funcionaba, pero Joe no lo sabía. Le apuntó a la cabeza y le dijo que como se acercara a mí otra vez, le iba a volar la cabeza.
-¡Dios mío! ¿Hizo eso Bill?
-Sí.
-¡Dios mío! -murmuró Tom-. ¿Y qué pasó después?
-Joe vendió la granja y se trasladó a Melbourne. Desde entonces no he sabido nada más de él.
-Apuesto a que no lo has echado de menos.
-Para nada.
Tom empezó a mover de un lado para otro la cabeza.
-Todavía no me lo acabo de creer. Bill, mi hermano, tan dulce y suave, amenazando físicamente a alguien.
-Si quieres te cuento lo que pasó nada más marcharse Joe.
-Sí, cuéntamelo.
-Pues Bill se desmayó. Tuve que llevarlo dentro y meterlo en la cama.
-Eso sí suena al Bill amado y querido que yo conocí.
A _____ le dio un vuelco el corazón, y miró a Tom, con lágrimas en los ojos.
-¿Lo querías mucho?
-Mucho.
-Él también te quería a ti.
-Eso espero, _____, eso espero.
-Era un hombre muy especial.
-Muy especial.
-Y ya no está -empezó a sollozar-. Y he perdido a su hijo. Ya no queda nada de él en este mundo. No es justo. No es justo...
-La vida nunca fue muy justa con Bill -dijo Tom, suspirando.
-Yo lo quería mucho.
-Sí, ya lo sé.
-Nunca lo olvidaré.
-Sí, ya lo sé.
La desolación que había en la voz de Tom le llegó al corazón. Él también estaba sufriendo. No tenía que ser tan llorona. A Bill no le hubiera gustado que fuera tan llorona. Era un hombre que aborrecía la tristeza. Y no le gustaba nada el odio en la gente. Siempre decía que era una pena que la gente no se amaran unos a otros.

miércoles, 27 de julio de 2011

CAP. 7

-Está bien -dijo _____-. Pues entonces puedo empezar a lavar y planchar las cortinas. O podría abrillantar los suelos.-
-¡De eso nada! Tom me despellejaría viva, si te dejara hacer eso. No, enviaré las cortinas a la lavandería, como siempre hacemos. Y por lo que se refiere a los suelos, son demasiados para ti sola. Si quieres hacer algo, hay un montón de cacharros de plata que hay que limpiar. Ese es un buen trabajo para ti.-
-¿Cuál es un trabajo bueno para ella? -preguntó simone, cuando entró en la cocina, con el periódico doblado en la mano.
-_____ va a limpiar la plata.-
-Qué buena chica eres, _____. Mira a ver si aciertas esta palabra del crucigrama.-

*********************************************
Cuando llegó la hora de irse a la cama, _____ esperó no ver nunca más otro cacharro de plata, u otro crucigrama. Había pasado toda la tarde dándole vueltas a la cabeza, intentando averiguar la solución, hasta que simone apareció y lo resolvió ella misma.
La única recompensa de todo su trabajo fue que al acabar ese día, se sentía agotada, y no tuvo las mismas dificultades para dormir que la noche anterior. A la mañana siguiente, llegaron los que iban a limpiar las ventanas y las persianas de la casa. Dos hombres se dedicaron a lavar las ventanas por fuera y por dentro. Una chica enceró y abrillantó los suelos de la casa, mientras que otro hombre limpió las alfombras del piso de arriba.
El miércoles por la tarde, todas las persianas y ventanas estaban limpias y todo olía a fresco y limpio. _____ estaba paseando por la casa, admirándolo todo, cuando se dio cuenta de que los ventiladores que había colgados del techo no estaban limpios. Sin decir nada a nadie, ya que Maud estaba preparando la cena y simone descansando en su habitación, _____ se subió a una escalera y con un plumero en la mano empezó a quitar el polvo de los ventiladores.
Cuando una nube de polvo le cayó sobre la cabeza, _____ paró, suspiró y se bajó de la escalera, para cubrirse la cabeza con un pañuelo. Cuando volvió a subirse a la escalera de nuevo, con el pañuelo en la cabeza, empezó a pasar el plumero otra vez por cada una de las aspas del ventilador. Casi había acabado, cuando dos manos masculinas la agarraron por la cintura y la levantaron por el aire, _____ dejó caer el plumero al suelo, y estuvo a punto de lanzar un grito, cuando Tom le dijo:
-¿Pero qué diablos estás haciendo? - Cuando Tom la bajó al suelo, dándole la vuelta, para mirarla de frente, la sorpresa se convirtió en ira. ¿Quién diablos se creía que era para asustarla de aquella manera? ¿Y además, qué hacia en casa? Todo el mundo pensaba que iba a llegar un par de horas más tarde. Pero ella no dijo nada, se limitó a mirarlo, con los labios apretados por miedo a explotar y decir alguna inconveniencia.-

-Yo pensé que el hijo de Bill era lo más importante en este mundo para ti -le recriminó-. ¿Cómo se te ha ocurrido subirte a esa escalera? Te podías haber caído.
-Estaba totalmente segura -protestó ella-. Hasta que me agarraste y me pusiste en el suelo. ¡Casi me da un ataque!.-
Lo cual no era ninguna exageración. Porque su corazón latía tan deprisa que mucho se temía que le diera en cualquier momento. Cuando se dio cuenta que él todavía tenía sus manos en su cintura, se apartó precipitadamente y se golpeó la espinilla contra la escalera. El dolor que sintió, además de su torpeza, la hizo volverse y decirle:
-¡Mira lo que has hecho!
-Yo no he hecho nada, _____, sino cuidarte. Bill me encargó que te cuidara y nunca me perdonaría que te pasara algo.-

_____ se dio cuenta de que era ella la que estaba defraudando a Bill. En el fondo sabía que él tenía razón, que no se tenía que haber subido a aquella escalera. Maud se lo había advertido, pero ella no hizo ni caso. El remordimiento se mezcló con el sentimiento de culpa, según se iba dando cuenta de su estupidez.

-Lo siento -le dijo, en un tono de voz cargado de emoción, dirigiendo su mirada al suelo-. Ya no lo haré más.
-Eso espero -gruñó él-. Pero la próxima vez que me vaya, le dejaré instrucciones muy claras a mi madre y a Maud. Porque no se puede confiar mucho en ti, al ver la pasión que muestras por la limpieza.
Ella lo miró, asustada, al pensar que podría haber causado un problema a Maud o a simone

-Por favor, no les digas nada -suplicó-. Ellas no tienen la culpa. De verdad. Ni siquiera sabían lo que yo estaba haciendo. Maud estaba en la cocina y tu madre descansando en su habitación.
-¿Quieres decir que has estado dando vueltas por la casa, limpiando todo lo que te encontrabas? ¿Es que eres adicta a la limpieza? ¿Eres una de esas mujeres, que no pueden reprimir su impulso y pasan un dedo por cualquier superficie para ver si está limpia?.-
-¡Por supuesto que no! Pero me gustan los trabajos bien hechos. Maud llamó a un servicio de limpieza, y yo estaba comprobando cómo lo dejaron, cuando me di cuenta de que se habían olvidado de limpiar los ventiladores.--
-Y no pudiste evitarlo -le dijo él.
-No, porque la pasión por la limpieza, me hace sentirme mejor.
-No parece que te acobardes por nada. También he observado que ya no tartamudeas. Gracias a Dios. ¿Puedo esperar que va a ser algo definitivo?
_____ lo miró con rabia, pensando que él y Bill eran como la noche y el día.
-Eso espero -le contestó.
Tom se cruzó de brazos y se apoyó en el escritorio que había detrás de él, con una sonrisa en sus labios.
-¿Así que has decidido que después de todo no soy un monstruo?

_____ no podía apartar su mirada. Durante todo el tiempo que había estado en esa casa, nunca había visto a Tom sonreír de la forma que lo estaba haciendo. Transformaba su cara, y daba una cierta calidez a su expresión. Su boca formaba una curva muy sensual y sus ojos brillaban con un cierto grado de humor y de humanidad. De pronto se dio cuenta que estaba frente al Tom que Bill tantas veces le había descrito. No el que ella estaba acostumbrada a ver. El Tom que no tenía que esforzarse mucho para conseguir una mujer. Durante unos segundos, pudo sentir la fuerza de su atractivo físico, pero un amargo resentimiento borró cualquier debilidad a encanto tan superficial. Bill valía diez veces más que él.

-Yo nunca he pensado que fueras un monstruo, Tom -le dijo _____.
-Pues entonces, me has engañado muy bien -le contestó, sonriendo.
El corazón le dio un vuelco. Era imposible que le pudiera atraer el hermano de Bill. Era imposible que aquel hombre le atrajera. Pero lo cierto era que le atraía.
-Algunas personas sacan lo mejor de los demás -le dijo-. Otras lo peor.
Dejó de sonreír. Y el encanto se desvaneció. Fue como si alguien hubiera apagado una luz. _____ se sintió más tranquila. Había sido una aberración momentánea, eso era todo. ¿Cómo podría sentir una cosa así por Tom? Él se incorporó, tomó aliento y suspiró. Parecía cansado.
-Sí -admitió, a regañadientes-. Bill tenía ese don. Se lo reconozco. Se hacía querer, a pesar de que fracasaba en todo lo demás. No tengo ni idea de cómo lo conseguía -añadió, moviendo de lado a lado la cabeza. La palabra fracaso, evocó un sentimiento maternal en _____.
-Siempre estás diciendo que Bill era un fracasado y un perdedor-lo acusó-. Pero no es verdad. Si el éxito hay que medirlo por lo mucho que una persona es valorada, entonces él era el hombre con más éxito de todos los tiempos.
Tom se quedó mirándola fijamente.
-Puede que tengas razón. Puede que tengas razón -se dio la vuelta, se fue detrás de la mesa y se dejó caer en el sillón de cuero. Cerró los ojos un instante, los abrió y le dijo:
-Ve y dile a Maud que estoy en casa, por favor. La cena a las siete, si es posible. Tengo mucho trabajo todavía.
-¿Qui... quieres que te traiga una taza de té? -le ofreció, en un tono como de disculpa. Lo último que deseaba era estar a mal con Tom.
-¿Ahora, quieres decir?
-Sí.
-No, gracias. Necesito algo más fuerte. Yo mismo me serviré una copa en un momento. ¡Por Dios bendito, no se te ocurra llevarte tú esa escalera! -gruñó de pronto, mientras se levantaba de la silla-. Y quítate ese pañuelo. Pareces la señora de la limpieza.
_____ se sonrojó, cuando se dio cuenta de que se había olvidado del pañuelo. Se pasó una mano por la cabeza y se lo quitó, mortificada por haberse comportado de forma tan tonta delante de Tom, que siempre iba vestido como si acabara de salir del sastre. Sus caros trajes nunca se arrugaban, su camisa era tan blanca como sus dientes y su pelo negro nunca estaba despeinado.
-No tienes por qué gritarme -le dijo, con semblante triste-. Ni hay necesidad de hacerme sentir mal.
Tom suspiró, irritado.
-No era mi intención hacerte sentir mal. El único que se siente mal aquí, soy yo.
-Pues no entiendo porqué -murmuró ella-. Eres el único que ha estado por ahí, divirtiéndote en Gold Coast.
-No he estado divirtiéndome, _____. Fue un viaje de negocios.
-Oh, sí, claro.
Se quedaron mirándose uno al otro, _____ con un tono de cinismo en su mirada, y Tom sorprendido. Pero no por mucho tiempo, porque poco a poco sus facciones se fueron endureciendo, adquiriendo un tono de resentimiento, mientras la miraba, con sus ojos marrones de arriba a abajo. _____ respiró hondo, arrepintiéndose de haberle informado de que sabía perfectamente el motivo de su viaje.
-No entiendo tu actitud -le dijo-. Te prometí que sería discreto. Y lo he sido. Muy discreto, diría yo. Y lo seguiré siendo hasta que estemos divorciados. Hasta que llegue el momento, no intentes juzgar mis actos. ¡No lo voy a permitir! -terminó, dando un golpe con el puño en la mesa-. Nadie me va a hacer sentir culpable, cuando no estoy haciendo nada para merecerlo. ¿Qué pasa si he pasado dos noches con una mujer? ¿Qué querías que hiciera, satisfacerme yo mismo, como un colegial? ¡Podías crecer un poco! Esto es la vida de verdad. Y los hombres de verdad se van a la cama con mujeres de verdad. ¿Comprendes?
_____ sintió un escalofrío ante aquel ataque de furia.
-Ss, sí -dijo, con voz temblorosa-. En... entiendo.
Él hizo una mueca cuando la oyó tartamudear.
-Vete -le ordenó, haciendo un gesto de impaciencia con la mano, mientras se echaba para atrás en el sillón-. Vete.
Y ella se fue.

******************************************************************
La cena de aquella noche fue un suplicio. _____ se sentó a la mesa, con miedo de que Tom pudiera regañar a simone o Maud por lo de la escalera. Pero no lo hizo. La verdad, no dijo una palabra durante toda la cena, estuvo pensativo, su mente a millones de kilómetros de allí. Cuando su madre o Maud le hablaban, parecía que tenía que hacer un esfuerzo para volver a la realidad. Todas las preguntas sobre su viaje, por inocentes que fueran, las respondía de forma escueta y sin hablar mucho.
_____ sabía el porqué. Porque no había ido a ningún negocio. Tom se había ido a Gold Coast sólo por una razón. _____ perdió el apetito al pensar en esa razón, preguntándose cuánto tardaría en hacer el próximo viaje. En una ocasión sus miradas se cruzaron. El la miró y después se concentró en el postre. _____ se sintió más aliviada al ver que Tom pidió que le llevaran el café al estudio.
-No parece que le hayan salido las cosas bien en ese viaje-murmuró Maud, mientras ella y _____ recogían los platos. simone ya se había ido a su habitación, a descansar. _____ no supo qué responder, sabiendo que fue la discusión que tuvo con ella la que le había puesto de mal humor.
-A lo mejor es que está cansado -contestó ella, odiando las explícitas imágenes que surgían en su mente.
-Entonces tendrá que dejar de trasnochar tanto -dijo Maud-. No parece que duerma mucho. Y además bebe bastante. Ayer, estuve limpiando las botellas del estudio y no quedaba una gota de whisky. Por no mencionar el brandy, vodka o coñac. Espero que no siga los pasos de su padre. Henry bebía mucho los años anteriores a su muerte. Y estaba muy gordo. Yo creo que los sesenta es pronto para morir.
-Mi padre sólo tenía treinta y nueve cuando murió, de un infarto -dijo _____, tragando el nudo que se le había formado en la garganta, como le ocurría siempre que pensaba en su padre.
-Sí, ya me lo has contado -musitó Maud-. Era muy joven. ¿Y cuantos años tenía tu madre cuando murió?
-Treinta y ocho.
-Debió ser muy triste.
_____ respiró hondo y dejó salir el aire poco a poco.
-Sí, lo fue -contestó, e inmediatamente se puso a limpiar y apilar los platos.
Aquella noche, una vez más, _____ tuvo dificultades para dormirse. Le dolía la cabeza y tenía el estómago revuelto. Además, todavía estaba intranquila por el incidente con Tom. Él tenía razón. No tenía ningún derecho a juzgar su vida privada. ¿Qué otra cosa podría esperar que hiciera? Era un muchacho fuerte, Sano, guapo, lleno de energía y de hormonas. Un hombre como Bill podría haberse pasado la vida en celibato, sin importarle lo más mínimo. Pero su hermano pequeño estaba hecho de otro material. Tom siempre había sido un ganador en lo que al sexo opuesto se refería.
Cuando _____ estaba a punto de quedarse dormida, se preguntó qué clase de mujeres atraían a Tom. ¿Le gustarían las chicas altas, rubias y sofisticadas? Seguro que le gustaban las chicas altas, decidió, mientras bostezaba. El último pensamiento, ya borroso, de _____, fue acordarse de preguntarle por la mañana a Maud, cómo era Charmaine, a pesar de que ya se había formado una imagen de ella. Alta, rubia, esbelta, con los ojos azules, piernas largas. Nada parecido a ella, bajita, de aspecto italiano, con los ojos marrones, con una figura demasiado curvilínea y exuberante para su altura.
*************************************************************
_____ se despertó como con dolores de parto. Durante unos segundos se sintió desorientada, sin saber lo que le estaba pasando, hasta que sintió otro retortijón. No, no podía ser!!!. No podía ser!!! Permaneció tendida, sin creerse lo que estaba pasando, hasta que otro retortijón le hizo salir de la cama e irse al baño, donde se dio cuenta de lo peor. Tenía la ropa interior manchada de sangre.

lunes, 25 de julio de 2011

CAP. 6

A la mañana siguiente, _____ se despertó tensa. Miró el reloj y vio que eran las ocho. Había dormido bastante. Pero por el estado de las sábanas, estaba claro que había pasado una noche bastante agitada.
No se había sentido tan mal desde el funeral de Bill, con lo cual estaba claro que se debía más a su estado emocional, que al físico.
Poco a poco se fue dando cuenta de ello. Se sentía deprimida Terriblemente sola.
No. Sola no. Solitaria.
Ni siquiera la hacía sentirse mejor pensar en el hijo que llevaba dentro de ella. Faltaban todavía cinco meses para que naciera aquel niño, o niña. _____ estaba segura de que iba a disfrutar siendo madre, pero por el momento no tenía niño alguno al que pudiera abrazar.
En aquel momento, tan sólo era una pobre chica desvalida, que había perdido al hombre al que amaba, que se acababa de casar con el hermano de éste, y que justo en ese momento deseaba de todo corazón no haberlo hecho.
Tendría que haberse negado, a pesar de la promesa que le hizo Tom a Bill. Tendría que haber seguido viviendo su vida, hacer las cosas a su manera. Pero se dejó llevar y aceptó, sin oponer resistencia. Dejó que el hermano de Bill tomara todas las decisiones por ella.
_____, no obstante, sabía que ella no era tan sumisa, como Tom pudiera pensar. A pesar de que casi nunca explotaba de la manera que lo hizo el día anterior, sí era bastante tozuda, como su padrastro había descubierto. Por eso era por lo que la asustaba su reacción cada vez que estaba con Tom. Era un testimonio claro de su personalidad, que ella se derrumbara en su presencia, cediendo a sus exigencias sin pestañear.
_____ se consoló un poco, pensando que él había dicho que se iba a separar de ella, tan pronto naciera el niño. Y también que iba a comprar una casa para que ella pudiera hacer su vida. Estaría mucho mejor alejada de aquel hombre. Además, lo que pasó la noche anterior, en las escaleras, era una preocupación más.
Tom no era como Bill y, a pesar de que no lo consideraba un posible violador, el incidente en las escaleras la demostraba que no era tan frío como ella hubiera pensado en un primer momento. No había nada frío y calculador en el hombre que la había estado abrazando y acariciando el pelo. Para nada. Sólo de pensarlo sentía un cosquilleo en el estómago. No iba a ser nada fácil estar frente a él otra vez.
Echó para atrás las sábanas y se levantó. No obstante no tendría que preocuparse de nada hasta la tarde. A aquellas horas, un lunes por la mañana, Tom estaría en su oficina de Sydney, pensando en sus negocios y dándole órdenes a Wilma.
Aquel hombre disfrutaba trabajando, decidió _____ mientras se metía en el baño para darse una ducha rápida. Todo el tiempo estaba trabajando. Desde las ocho a las seis de la tarde, seis días a la semana. Llegaba a casa a las siete, cenaba a las siete y media, y se metía en su estudio a trabajar. Cuando ella se iba a la cama, la luz seguía encendida. No entendía, cómo podía trabajar tanto. El domingo era el único día que descansaba, y normalmente lo pasaba jugando al golf.
Cuando media hora más tarde, estaba ya lista para bajar, _____ se sintió mucho mejor. Después de todo, podría estar peor. Algunas mujeres devolvían todas las mañanas, en los primeros meses de embarazo.
Incluso había veces que se olvidaba de que estaba embarazada, en especial cuando se ponía algún vestido suelto, como el que llevaba en aquel momento. Quizá cuando el niño se empezara a mover, sería diferente. Pero hasta aquel momento, lo único que se le notaba era un poco de barriga y los pechos un poquito más grandes.
La casa estaba en silencio. Pero Kaulitz Hall, casi siempre estaba en silencio. Las gruesas paredes y las pesadas puertas de madera impedían oír el ruido de las otras habitaciones.
Cuando _____ llegó allí por primera vez, se quedó impresionada por la grandiosidad de la casa y sus alrededores. Desde entonces se había dado cuenta de que todas las casas de la vecindad eran iguales, tanto en tamaño, como en estilo. Algunas incluso más grandes y opulentas.
Tarramurra era uno de los barrios acaudalados de Sydney, en el que la mayoría de las casas habían sido construidas antes de la guerra.
Cuando le pidió a Maud que le contara la historia de Kaulitz Hall, el ama de llaves le había dicho que había sido construida en los años treinta por el tío abuelo de Tom, y que el padre de Tom la había heredado porque su tío no tuvo descendencia. Era una casa de dos pisos, de estilo victoriano, que simone había reformado y decorado a su gusto.
simone era la que tenía el poder de hacer y deshacer en aquella casa, hasta su muerte. Algo que le había dejado a su hijo bastante claro cuando retiró de las paredes todos los cuadros que había, para poner los que había traído _____ de Bill.
_____ se sintió tensa ante aquel incidente, ya que lo que menos deseaba era ser la causa de un desacuerdo familiar. En aquel momento tachó a Tom de insensible y de no tener compasión. Pero a la luz de otros incidentes y comentarios, se sentía más de acuerdo con él. Después de todo, los cuadros no eran nada buenos.
_____ se quedó paralizada, cuando se dio cuenta de la forma que estaba analizando el talento de Bill. O la falta del mismo.
Durante unos segundos, se sintió desleal. ¿Cuántas horas había pasado alabando su trabajo? ¿Cuántas veces le había repetido que algún día sería famoso, que su trabajo estaría expuesto en galerías o en las paredes de las casas de los millonarios?¿Es que le había mentido?
No, pensó, dando un suspiro. No había mentido. Hasta que llegó allí, a Kaulitz Hall, y vio los cuadros que había puestos en las paredes, no se dio cuenta de que la obra de Bill carecía de talento. Sus cuadros eran mediocres, un trabajo de aficionado, cuando se comparaba con la obra de un buen pintor.
_____ frunció el ceño. ¿Había sido Bill consciente de ello? ¿Lo sabía cuando le sonreía y movía la cabeza, de aquella manera, sonriéndole con cierta tristeza? ¿Sabía que no era un buen pintor, que no era bueno en nada, a excepción de hacerse querer?
Los ojos se le llenaron de lágrimas.
Oh, Bill...
Por unos segundos, _____ se dejó llevar por los recuerdos, antes de impacientarse y decirse a sí misma que no podía seguir actuando de aquella manera.
Cuando consiguió estar un poco más tranquila, se dio la vuelta y siguió bajando por la escalera, pasó al lado de varias puertas que estaban cerradas, y se dirigió hacia la cocina.
La cocina estaba en la parte de atrás del piso bajo, y era el lugar más bullicioso de la casa. Era donde se celebraban las fiestas, se comía, se veía la televisión y se buscaba compañía. Era un sitio amplio y soleado, que a _____ le encantaba.
_____ abrió la puerta y vio que sólo estaba Maud. Durante un segundo temió que pudiera estar Tom, que se hubiera quedado por alguna razón. Pero parecía que la boda del día anterior, no iba a cambiar su rutina diaria, lo cual no dejaba de alegrarla. En las pocas semanas que llevaba viviendo en Kaulitz Hall se dio cuenta de que su presencia cambiaba la atmósfera de la casa. El entorno se cargaba de tensión. simone se encerraba en sí misma más que de costumbre y Maud, que era un cielo de mujer, empezaba incluso a gruñir, sobre todo cuando se dirigía a Tom.
Cuando entró, Maud se dio la vuelta y le sonrió.
-Se te han pegado las sábanas, ¿no?
_____ le devolvió la sonrisa.
-Sí, me he quedado dormida. ¿Se ha levantado simone?
-Sí, está en la salita, leyendo el periódico.
-Entonces la dejaré tranquila -simone se podía pasar la mañana leyendo los periódicos de cabo a rabo y luego hacía los crucigramas. Incluso el del Herald, que era el más difícil de todos. A veces les preguntaba a Maud o a ella algo, pero eran incapaces de ayudarla.
Otras veces se lo preguntaba a Tom, cuando volvía por la tarde, y él le daba la respuesta correcta a los pocos segundos. Una vez, él mismo rellenó los cuadros, que su madre había dejado en blanco. Cuando lo vio simone, le regaño y le dijo que le había estropeado aquella página, poniendo aquellas letras tan grandes, igual que hacía su padre.
Al recordar aquel incidente, _____ frunció el ceño de nuevo. ¿Por qué Tom siempre aparecía como el malo de la película? Bill había sido el hijo más perjudicado. Tom lo tenía todo. Era guapo, inteligente, buen estudiante, un atleta. Tenía un montón de chicas que suspiraban por él. Su padre le había adorado.
¿Qué importaba si su madre no le había querido tanto como a Bill? ¿Qué más daba que se hubiera tenido que casar con una mujer para que el hijo de su hermano pudiera llevar un apellido?
_____ empezó a sentir pena por él. Pero no era pena exactamente, era otro sentimiento.
-¿Qué tal estaba Tom esta mañana? -preguntó a Maud, de forma tan brusca, que la mujer se sobresaltó.
-¿Por qué me lo preguntas?
_____ se encogió de hombros.
-No sé -le contestó.
-Pues no tenía muy buen aspecto. Parecía que tenía resaca.
-¿Resaca?
Maud asintió.
-Ha estado pegándole a la botella últimamente. Desde que murió Bill. Hizo lo mismo cuando esa mujer lo dejó por un productor de cine.
-¿Qué productor de cine? -preguntó _____, ansiosa por saber más cosas sobre el matrimonio de Tom.
-Un americano cazatalentos, que cayó por aquí. Se fue a los Estados Unidos con él. Charmaine siempre tuvo aspiraciones artísticas, aunque si quieres que te diga la verdad, no valía nada. Tenía buen tipo, sin embargo. La cara podía pasar, pero el pelo se veía que lo tenía teñido. Incluso los pechos eran postizos. ¿Quién sabe, hoy día?
-¿Cuánto tiempo estuvo Tom casado con ella?
-Sólo dos años. La verdad, no creo que estuviera muy en sus cabales cuando se juntó con esa mujerzuela. Su padre acababa de morir, Bill había desaparecido, y él se pasaba las veinticuatro horas del día intentando sacar a flote la empresa, cuando la conoció. El pobrecillo no tuvo otra opción.
_____ se quedó sorprendida por aquella inesperada comprensión que Maud mostraba por Tom.
Siempre había pensado que a Maud no le gustaba mucho su jefe.
-¿La amaba? -le preguntó.
-Estaba loco por ella, el muy tonto.
-Oh...
-Esa mujer se pasaba horas y horas arreglándose, bañándose, perfumándose, y en la cama con Tom desde que éste ponía el pie en casa. Era muy desagradable ver la forma en que lo engatusaba.
Le hizo creer que era todo para ella, pero de pronto lo dejó en la estacada.
_____ hizo un gestó de dolor.
-Así es como su madre y yo nos sentimos -dijo Maud-. Pero no podíamos decir nada en contra de ella.
El amor es ciego. O mejor, la lujuria. Tom es como su padre en ese aspecto. Henry era un hombre muy activo físicamente, también. A lo mejor no está bien que diga esto, pero el padre de Tom no era precisamente un marido muy fiel. Simone pretendía no saberlo, pero estoy segura de que se daba cuenta. Ella...
El teléfono interrumpió los cotilleos de Maud. _____ se sintió aliviada. La verdad era que no le apetecía oír los detalles personales y privados del matrimonio de Ivy, aunque lo que le había dicho de la primera mujer de Tom le fue de gran ayuda. ¡Vaya mujer más mala!
-Kaulitz Hall -contestó Maud-. Hola Wilma. ¿Sí? ¿Cuánto tiempo? ¿Dónde? Ya. Estaré lista. Hasta luego.
-Hablando del rey de Roma... -murmuró Maud.
-¿Qué ocurre?
-Que tengo que hacer las maletas para el señor de la mansión -le informó Maud-. Wilma viene a recogerlas. Se va un par de días de viaje.
-¿De viaje?
-Sí, se va a Gold Coast esta tarde. Un viaje de negocios. Eso es lo que dice -murmuró.
_____ guardó silencio, sabiendo que lo que Maud había querido decir con aquella última frase era con toda probabilidad, la razón de su viaje. No era un viaje de negocios. Se iba para satisfacer su frustración sexual, que había sido la causa de lo que había ocurrido la noche anterior. La lógica le decía que estaba haciendo lo que tenía que hacer, lo más discreto. No tenía ninguna razón para estar enfadada por ello.
¿Pero por qué lo estaba?
_____ decidió que no estaba enfadada. Una y otra vez, se repetía a sí misma, que lo que en realidad la irritaba era que Tom no hubiera venido a despedirse en persona. Podía haberse casado con ella por conveniencia, pero por lo menos se podía haber despedido, tanto de ella como de su madre. Aquel hombre era un descortés.
Durante el resto del día, _____ sintió una especie de resentimiento interior, especialmente al ver a Wilma entrar y salir como un torbellino. Su jefe la había ordenado que no se quedara de cháchara y que volviera lo antes que pudiera a la oficina. _____ empezó a plantearse otra vez si Tom no era una especie de máquina carente de sentimientos. Decidió que aquella necesidad sexual de la noche anterior, no tenía nada que ver con los sentimientos. Los sentimientos de verdad, procedían de la cabeza y del corazón. Y de lo que Jonathan sufría estaba de cintura para abajo.
_____ se sintió un tanto molesta al pensar en la forma que iba él a satisfacer aquellas necesidades.
¿Tendría una libreta con direcciones de chicas a las que podía visitar? ¿O se iría a un bar y se liaría con la primera que encontrara?
¡No sería capaz de pagar los servicios de una profesional! Aquella idea le revolvió el estómago.
Pero desechó la idea al instante. Tom no tenía necesidad de pagar los servicios de una profesional. Ni tampoco era un hombre que arriesgara su salud. Seguro que las mujeres con las que se iba tomaban las mismas precauciones al respecto que él. Sexo seguro, sería el nombre del juego.
Satisfacción mutua, era lo que buscaban.
Aquello la hizo sentirse un tanto intranquila.
Cuando llegó la hora de la comida, estaba tan nerviosa que decidió hacer algo de ejercicio físico para tranquilizarse un poco.
-¿Por qué no hacemos una limpieza total de la casa? -sugirió a Maud, mientras daba un mordisco al sandwich de queso-. Hace unos días me dijiste que siempre haces una limpieza general en el mes de septiembre. Como hace sol, si quieres puedo empezar a limpiar los cristales.
-Pero, por favor, _____. Yo te defendí para que hicieras algo en la casa, pero no estás como para subirte a escaleras, limpiar ventanas y cosas así. Y la verdad, yo estoy ya muy vieja para hacer ese tipo de cosas. Cada vez que tenemos que limpiar las persianas y las ventanas, llamamos a alguien.

XD SE IRA PONIENDO MAS INTERESANTE SE LOS JURO

CAP. 5

Después de aquel episodio la tarde transcurrió de forma bastante razonable. Maud había preparado unos aperitivos que se podían comer tanto de pie, como sentados, con un plato sobre las piernas. La conversación giró casi en su totalidad sobre la deliciosa comida que Maud había preparado, y sobre el mal tiempo que habla hecho últimamente. _____ sin embargo, no estaba disfrutando. La tensión acumulada de todo aquel día le estaba pasando factura. Le empezó a doler la cabeza. Aceptó el vaso de vino que Harvey le estaba ofreciendo, y se sentó en el sofá, en el sitio que acababan de dejar simone y Wilma. Al dar un sorbo de vino, sonrió, acordándose de las tardes que había pasado junto a Bill, bebiendo vino barato y hablando sobre el último libro que ella había leído. Estaba en otro mundo diferente, y no se dio cuenta cuando Harvey se sentó a su lado.
-Daría cualquier cosa por saber lo que piensas -le dijo, lo cual la hizo sobresaltarse. Pero no pudo responder más que con una sonrisa, sabiendo que un hombre como Harvey nunca podría entender lo que ella y Bill compartieron, lo que ella sentía por él. Harvey, al igual que Tom pensaba que Bill había sido un perdedor. Había visto la cara de sorpresa que pusieron todos cuando llegó a aquel lugar por primera vez y la presentó como su esposa de hecho. Incluso su madre quedó sorprendida, a pesar de ser Bill su ojo derecho. El anuncio de que _____ estaba esperando un hijo suyo, cayó como una losa. _____ se sintió dolorida al comprobar que todos pensaban que Bill era incapaz de traer un hijo al mundo. Todos estaban confundidos, pensó, mientras se acariciaba su incipiente tripita. Era el padre de la criatura que llevaba dentro, y dentro de una semana, cuando le hicieran la ecografía, sabría si iba a ser un niño o una niña. Ella quería que fuera niño, y que fuera igualito que su padre.
-Ya veo que no te apetece mucho hablar -le dijo Harvey, sentado a su lado-. Sólo quería decir, que me pareces encantadora y que confío en que todo te salga bien. Pero si alguna vez me necesitas, no dudes en llamarme.
-Muy amable por tu parte, Harvey -le dijo, dirigiéndole una sonrisa-. Lo tendré en cuenta. Gracias.
Harvey le dio unos golpecitos en la muñeca y se puso de pie, rozando casi los hombros de Tom en su movimiento.
-¿Te vas ya, Harvey? -le preguntó Tom. Harvey pareció sorprendido por aquella pregunta. Se miró el reloj.
-No, todavía no -le respondió-. Sólo iba a por otro vaso de vino.
-No le traigas otro a _____ -le ordenó Tom, con cierta brusquedad, cuando observó el vaso vacío en sus manos.
-Eso es ella la que lo tiene que decidir.
_____ estaba pensando lo mismo.
-Tom -interrumpió su madre, materializándose a su lado, y quitando un poco de hierro al asunto-. ¿Por qué no pones algo de música? Algo agradable y relajarte. ¿Te gusta Mozart, _____? Lo tenías puesto el otro día.
-Adoro Mozart -dijo ella-. Era el compositor preferido de Bill.
-Ya lo sé. Se lo puse desde el día en que nació. Siempre se lo ponía para irse a dormir.
-Mozart podría dormir a cualquiera -murmuró Tom, en un tono de irritación, mientras buscaba entre los discos de la estantería.
-No hagas caso de Tom -susurró simone, cuando se sentó al lado de _____-. Por alguna razón, siempre ha estado un poco celoso de Bill. Dios sabrá por qué. El pobre Bill no nació con todas las ventajas naturales de su hermano. Siempre fue un niño enfermizo. Tom ni siquiera se constipó. No sé cuántas noches he pasado en vela, al lado de su cama, en especial cuando le daban los ataques de asma. _____ empezó a pensar que a lo mejor era verdad que Tom estaba celoso, no de Bill, sino de todo el amor y atención que su madre había gastado con su hijo mayor. Ella nunca había tenido hermanos o hermanas, pero se podía imaginar perfectamente lo que sería crecer con la sensación de que tu madre quería más a otro hijo que a ti. Pero sin embargo, el padre de Bill había atendido más a su segundo hijo, por lo que quizá la balanza estaba un poco más equilibrada. Las primeras notas de una de las sinfonías de Mozart pusieron fin a la conversación. Lo que había elegido Tom, llegó al corazón de _____, trayéndola una serie de recuerdos. Casi se podía imaginar a Bill sentado frente a ella, en su sillón, con los ojos cerrados, como solía hacer cada vez que escuchaba aquella sinfonía.
-Qué maravilla... -suspiró simone, a su lado-. Qué dulzura.
_____ apretó los dientes para calmar un poco el dolor inesperado que la música provocó en ella, no pudiendo reprimir el gesto, cuando dirigió su mirada al equipo de música. En aquel momento, Tom se dio la vuelta y sus miradas se encontraron. _____ sintió un escalofrío, mientras lo observaba dirigirse hacia ella. Y toda su simpatía hacia él, desapareció. Aquel hombre era granito puro, una persona a la que no parecía afectarle la pérdida del amor de su propia madre. O el amor que pudiera sentir otra persona cualquiera. Dudaba incluso que pudiera saber lo que era amor. No era de extrañar que su primer matrimonio hubiera fracasado. Ninguna mujer podría soportar estar viviendo con una piedra.
-Pareces cansada -le anunció, con brusquedad, cuando llegó a su lado-. Creo que lo mejor es que te vayas a la cama.
-Sí, es verdad, parece que estás cansada, querida -corroboró simone
Estuvo a punto de protestar, pero por sentido común permaneció en silencio. La verdad era que estaba cansada y que le dolía bastante la cabeza. Además, la perspectiva de quedarse allí, escuchando a Mozart, tampoco le apetecía demasiado.
-Tenéis razón, estoy cansada.
Cuando Tom le ofreció la mano, ella dudó unos instantes, pero con cierta resignación, le puso la mano en la de él. Tom cerró sus dedos, grandes y fuertes y la invitó a levantarse. Una vez más, al lado de aquel hombre, se dio cuenta de lo grande y alto que era. Incluso con tacones, tenía que doblar el cuello hacia arriba, para poder verle la cara.
-Te acompaño a tu habitación -le ofreció.
_____ se sintió aterrada y le contestó, tartamudeando:
-N... n... no hace... -cuando trató de apartar su mano, él se lo impidió.
-No seas ridícula -le susurró-. No te voy a comer. Sólo te voy a acompañar a tu habitación. Di buenas noches a todo el mundo.
Todo el mundo le dio las buenas noches. Wilma se levantó, se acercó a ella y le dio un beso en la mejilla. Después miró las manos de _____ y Tom unidas y frunció el ceño. _____ se sonrojó. A Wilma pareció sorprenderle su respuesta. En una ocasión le había dicho que muchas mujeres se sentían atraídas por la personalidad de Tom y que lo encontraban muy sensual. Estuvo a punto de gritarle a la cara que ella no senda lo mismo. Sin embargo, pareció no transmitir ese mensaje a su amiga, porque por la mirada que les dirigió, parecía que pensaba que se sentía atraída por él. A lo mejor incluso pensaba que quería llevárselo a la cama. Cuando llegaron al piso de arriba, _____ se soltó. Tom se paró y la miró, furioso.
-¿Pero qué diablos te pasa? -le espetó-. ¿Tan monstruoso crees que soy, que te asusta que te lleve de la mano? ¿O es que crees que Bill nos está observando desde el cielo y piensa que no te puede dar la mano otro hombre?
-¡No! -negó ella, sorprendida de que él pudiera pensar eso. Bill nunca había sido un hombre celoso, o posesivo
-¿Entonces, por qué te asusto tanto? -indagó Tom, un poco desesperado.
-¡No tengo miedo!
-Sí lo tienes -dijo él-. Por supuesto que lo tienes. Tan sólo me tengo que acercar un poco a ti, para que empieces a temblar, y a tartamudear, cosa que no haces cuando te diriges a los demás. Sólo me hablas normal cuando estás enfadada, porque te olvidas de tu miedo. Wilma me dice que yo intimido, lo cual podría explicar tu reacción.
-Lo... lo siento.
-¿Ves lo que te digo?
Ella inclinó la cabeza, sintiéndose infeliz y humillada.
-¡No hagas eso! -le ordenó él-. ¡Mírame a los ojos! .-Ella lo miró, con los ojos empañados de lágrimas.
-Ya lo he hecho otra vez. No era mi intención. Por favor, no llores. No puedo soportarlo.
Antes de que _____ pudiera oponer resistencia, él la tenía entre sus brazos y la estaba acariciando el pelo.
-Si he sido brusco, lo siento. Pero no sabes lo difícil que me resulta todo esto. Dios, si no fueras tan, tan... .- La abrazó con más fuerza, antes de soltarla y apartarla de él, con respiración entrecortada, pero con la cara como una piedra, como de costumbre.
-Lo siento -gruñó-. Como siempre, he metido la pata contigo. Ve a la cama. En el futuro, procuraré portarme mejor.- Se dio la vuelta y se fue escaleras abajo. _____ se quedó mirando su marcha. También ella respiraba de forma entrecortada, y la cabeza le daba vueltas.
Se quedó mirando sus manos. Seguía sintiendo el mismo cosquilleo que sintió cuando las tuvo apoyadas en el pecho de él. ¿Por qué no las había utilizado para apartarlo? Se limitó a extender sus dedos y apoyar la cabeza contra él. Alguna excusa habría que justificara la sensación que había tenido cuando él la abrazó y acarició su pelo, sintiendo sus fuertes brazos en torno a ella. En aquel momento no pensó que pudiera hacerla daño. Ni tuvo sensación de peligro. Simplemente no había pensado. Todavía no se creía del todo que había pasado lo que acababa de pasar. Tom se había excitado, la había deseado. Después de todo, aquel hombre no era una máquina sin sentimientos.
Una hora más tarde, cuando ya estaba en la cama, todavía no se había recuperado del todo de aquella impresión. Estaba con la vista clavada en el techo. Por primera vez desde que se había ido a vivir a aquella casa, no estaba pensando en Bill, ni en su hijo. Su mente estaba intentando volver a imaginarse el momento en que sintió que Tom se excitaba.
La verdad era que aquello no tenía tampoco demasiada importancia. Todo el mundo sabía que los hombres se excitan con más facilidad que las mujeres. Tom habría respondido igual con otras muchas mujeres. No quería decir que ella precisamente le gustara. Estaba claro que ni siquiera le gustaba.
Pero _____ se sentía, de todas formas, desconcertada. Ojalá no hubiera pasado. ¿Cómo iba a poder mirarlo a la cara, a la mañana siguiente? Iba a ser difícil, vergonzoso, y...
Se dio la vuelta y pegó unos puñetazos a la almohada. Varias veces. Se sintió mucho peor, porque la hizo recordar su conducta tan irracional unas horas antes, con el sombrero azul.
-Tengo que dormir -se ordenó a sí misma, en voz alta-. No me voy a levantar. No voy a bajar al salón. No voy a correr el riesgo de encontrarme con Tom otra vez.
Y estuvo repitiendo lo mismo, hasta que se durmió de cansancio.

SUBIRE EL CAP. 6 EN LA TARDE COMO A LAS 6 Ó 7 ;D LAS KIERO

viernes, 22 de julio de 2011

CAP. 4

-Anda, ve con ella -le consejo Harvey-. Discúlpate. Pídele perdón.
-Por favor, Tom -le suplicó simone-. Va a tener un hijo de Bill...
-¿Debo pasar el resto de mi vida pagando por el dudoso privilegio de ser la viva imagen de mi padre?-murmuró Tom.
Al no oír ninguna contestación a aquella enigmática frase, se dio la vuelta y salió de la habitación, subiendo las escaleras de dos en dos. Maud regresó de la cocina en aquel preciso instante, y observó las tres personas en silencio.
-¿Qué pasa? -quiso saber-. ¿Qué ha pasado?
-Tom dijo algo que molestó a _____ -le contestó Wilma.
-¡Otra vez! ¿Pero qué le pasa a ese chico? ¿No puede ver que esa chica es una joya? Si tuviera algo de cerebro, lo que tendría que hacer sería tratar de conquistarla.
-La cosas no son así de fáciles, Maud -le contestó Harvey.
-No veo porqué -le contestó la mujer, enfadada-. Es una chica muy guapa. Están casados. No entiendo, por qué la naturaleza no puede seguir su curso natural.
-Porque va a tener un hijo de su hermano -le dijo Wilma, muy irritada-. Dale al hombre un descanso. No ha sido nada fácil para Tom. Además, _____ todavía está muy enamorada de Bill.
-Tienes razón -suspiró Maud-. Sólo soy una vieja tonta, que cree que las cosas se pueden arreglar con un poco de voluntad. ¿Qué le vamos hacer?
-Yo sí sé lo que voy a hacer -dijo Harvey, levantando su vaso de whisky-. Voy a servirme otra copa.
-Buena idea -contestó Wilma-. Yo también.
*********************************************************************
_____ se dio cuenta de que la habían seguido, cuando sintió que alguien se sentaba en la cama, pero nunca se imaginó que aquella persona pudiera ser Tom. Supuso que seria Wilma, o incluso Maud. Para nada simone. La madre de Bill no era una mujer a la que le gustara mostrar compasión. Era una mujer amable, pero bastante pasiva.
-Lo siento _____ -empezó a decirle Tom-. No tengo ninguna excusa para justificar un comportamiento tan grosero; lo que pasa es que no me resulta fácil comprender algunas de las cosas que hizo Bill antes de su muerte. Me alegro que me hayas dicho que nunca intentó aprovecharse de tu juventud y de tu inocencia. Créeme cuando te digo que no juzgo tu forma de actuar, ni con Bill, ni conmigo. Sólo puedo decirte que te admiro por defender a mi hermano de la forma en que lo haces. Cualquier hombre daría la vida porque una mujer lo defendiera como tú defiendes a Bill.-
_____ permaneció inmóvil por un momento, sin saber si aquellas palabras la habían tranquilizado, o desconcertado aún más. Nunca hubiera pensado que Tom fuera capaz de disculparse. Se dio la vuelta poco a poco y vio un rostro tan triste, que al instante sintió remordimientos. No pudo verle los ojos, porque estaba mirando al suelo, pero su aspecto decaído le llegó hasta el corazón.
-Yo... yo, también lo siento -susurró ella-. Siento mucho haberte pegado.
Cuando levantó la cabeza y la miró, _____ se quedó boquiabierta al ver que todavía llevaba la marca en la cara. Nunca hubiera pensado que lo había golpeado con tanta fuerza. Un poco asustada, estiró el brazo y con dedos temblorosos le tocó la parte enrojecida de su cara.
-¡No! -le dijo, agarrándole con sus dedos de hierro la muñeca, bajándole la mano hasta la colcha.
Aquella acción la hizo quedarse en una posición semisentada. Al hacer aquel brusco movimiento, el sombrero, que ya se había casi quitado cuando entró por primera vez en la habitación, cayó al suelo, y su ondulado, sedoso y oscuro cabello cubrió su cara y sus hombros.
-¡Oh! -gritó ella.
Cuando intentó retirar su mano para apartarse el pelo de la cara, él no la dejó, y la miró con tanta intensidad que casi la hizo temblar. ¿Pensaría que lo iba a golpear otra vez? No entendía porqué, sobre todo cuando le había pedido disculpas. ¿Por qué no decía nada? ¿Por qué se quedaba allí, callado, mirándola fijamente? ¿Y por qué, por qué, ella era incapaz de decir una sola palabra? La habitación, que era bastante grande y lujosa, parecía haber encogido, porque sólo se notaba la presencia de Tom en ella. Su cara estaba a pocos centímetros de la suya, tan cerca que casi no podía distinguir el color de sus ojos. Sólo veía dos manchas oscuras en las que ella parecía estar ahogándose... ahogándose... Sintiéndose desesperada, respiró hondo y se dio cuenta de que su corazón latía con fuerza. Tom tenía aprisionada su mano todavía sobre la colcha, y por un instante llegó a pensar que la iba a besar otra vez. Pero en aquel momento, Tom se puso de pie.
-No dejes que tu tierno corazón te cause más problemas, _____ -le dijo, con la cara tan seria como de costumbre, mientras la miraba desde su considerable altura-. Me merecí la torta que me diste ahí abajo, y casi me merezco otra ahora. Cuando vuelvas a tocar a un hombre así como lo has hecho ahora –le advirtió-, no lo hagas si estás en la cama con él. No todos los hombres son unos santos, como Bill.
_____ lo miró asombrada, y se ruborizó. Así que lo que había pasado era que había estado tentado a besarla otra vez. Pero seguro que él no pensaba que ella lo había provocado, o que subconscientemente le había invitado a ello. Sus mejillas enrojecieron aún más cuando lo pensó.
-Pero sin embargo, yo tengo razón -dijo Tom, dirigiéndose hacia la puerta-. Alguien debería haber colgado a Bill por llevarte a vivir con él, de la forma que lo hizo. Me niego a perdonarlo su falta de juicio. Si no pudo ver las consecuencias de tal acción, es que era el hombre más idealista, ingenuo y tonto que he conocido.- Abrió la puerta de la habitación y la miró otra vez.
-Ódiame si quieres por lo que acabo de decir, _____. Pero así es como yo lo veo. Yo quería mucho a mi hermano, lo creas o no. Pero era un soñador, que dejaba un rastro de destrucción detrás de él. A ti te ha dejado con un niño que tendrás que cuidar y a mi en una situación en la que ningún hombre puede sentirse a gusto.
_____ se levantó de la cama, se estiró un poco la ropa y se echó para atrás el pelo, con manos temblorosas.
-¡Nadie te ha obligado a casarte conmigo! -le gritó-. ¡Fuiste tú el que insististe!
-Puede que sea tonto -le dijo-. Pero no estoy tan ciego como para no ver mis propios errores. Tendrás lo que deseas, _____. Me divorciaré de ti, tan pronto nazca el niño. Y creo que lo más justo es que vivas en tu propia casa. Algún sitio cerca, donde mi madre os pueda ver a ti y al niño.
Pero no tú, pensó ella. No quiero que tú me visites.
-Lo mejor será que te laves la cara y te arregles un poco el pelo -le ordenó-. Cuando termines, baja abajo con todos.
-Pero yo no quiero...
-Todos tenemos que hacer cosas que no nos apetece hacer, de vez en cuando -le cortó-. Si no bajas otra vez, todos me mirarán con ojos acusadores, y me obligarán a subir, a pedirte que bajes. Si no puedes hacer esto por mí, entonces hazlo por Bill. Estoy seguro de que le hubiera gustado ver que la madre de su hijo se comporta como una dama en su casa, lo cual supone intentar tener las menos rabietas posibles.
Y con eso, Tom cerró educadamente la puerta, dejándola allí sola en aquella habitación. ¿Rabietas? ¡Rabietas! Sus ojos buscaron algo que pudiera tirar al suelo, para desahogarse. Cualquier cosa. El sombrero, fue lo único que podía ver a su alrededor. Lo agarró y lo tiró contra la puerta. Pero como era un sombrero que no pesaba casi nada, no llegó a su destino y calló a medio camino. _____ se acercó, lo miró furiosa y se puso a patalearlo. Al cabo de unos segundos, paró, y lo miró horrorizada cuando vio que había destrozado el velo de encaje y las flores en él prendidas. «Me he vuelto loca», pensó.
No, no te has vuelto loca, le dijo una voz por dentro. Te estás portando muy mal. Tom tiene razón. A Bill no le hubiera gustado nada este comportamiento. Nada de nada. Sintió un nudo en la garganta cuando empezó a pensar en Bill. Su Bill, su pobre Bill. ¡Cuánto lo echaba de menos! Pero no en la cama, como muchos de los que estaban en aquella casa se imaginaban. La única experiencia íntima que tuvo con Bill había sido un fracaso total en el aspecto físico. Pero no podía haber sido de otra manera, ella virgen como era y él enfermo de muerte. Lo que echaba de menos era la compañía de Bill. Sus conversaciones por la noche. Su presencia tranquila, calmándola. Había sido una relación casi espiritual, mucho antes de convertirse en una relación carnal. _____ no dudaba un momento, que en otras circunstancias el plano físico hubiera sido igual de placentero. Nunca dejó que el sentimiento de decepción se apoderara de ella, apartando de su mente el dolor que supuso aquella experiencia con Bill. En aquel momento se dijo a sí misma que ya habría otras noches. La siguiente vez sería diferente, no dolería tanto. Pero no había habido otras noches, no había tenido otra oportunidad...
Cuando _____ volvió otra vez a la realidad, se quedó sorprendida al verse allí, en medio de aquella habitación, retorciendo el ya destrozado sombrero. Le costó un mundo dejar de retorcerlo. ¿Qué era lo que le pasaba? Nunca antes se había sentido de aquella manera, tan enfadada y tan tensa, como si fuera un volcán a punto de estallar. Todavía no se había podido recuperar por haber golpeado a Tom de la forma que lo hizo en el salón. Y además había destrozado un sombrero precioso. Pero no sentía que fuera suficiente. Sintió ganas de gritar, pero para reprimirse se mordió un labio. El sabor de su propia sangre la hizo tranquilizarse un poco. De pronto se sintió avergonzada. ¿Qué hubiera pensado Bill de ella si la hubiera visto comportarse de aquella manera? Tenía que parar. Ya. En ese instante. Era una mujer casada, futura madre, no una niña incontrolable. El comentario que hizo Tom al irse, acusándola de tener rabietas, rondaba en su cabeza una y otra vez, y la hacía sentirse furiosa. Se iba a enterar. A partir de ese momento en adelante se iba a comportar con la máxima compostura y madurez. Se acabaron los comportamientos infantiles y aquel ridículo tartamudeo.
Cuando minutos más tarde bajó por las escaleras, ya era otra _____, con su cara arreglada, el pelo recogido por detrás. Cada paso que daba intentaba serenarse, calmarse y reunir más fuerzas. Pero en el momento que puso el pie sobre aquella alfombra persa del salón, las piernas le empezaron a temblar. ¿Qué habrían pensado todos ellos de su comportamiento? Seguro que todos se preguntaron qué vio Bill en aquella chiquilla histérica. Seguro que se compadecían de Tom, teniendo que cargar con una mujer que no quería y con un hijo que no era el suyo. ¿Por qué no la habría dejado Tom quedarse sola arriba? Les podría haber dicho que le dolía la cabeza. Maud le podría haber llevado algo en una bandeja. Si pudiera comportarse como lo hacía Wilma. Sabía cómo controlar una situación. No le importaba lo que los demás pudieran pensar. Ni siquiera su jefe. _____ tuvo que obligar a sus piernas para que la transportaran hasta el estudio. Cuando entró, nadie se dio cuenta de su presencia al principio. Wilma estaba sentada en el sofá, bebiendo sherry y charlando con simone. Tom estaba de pie, con Harvey, al lado de la chimenea, los dos con sendos vasos de whisky escocés en la mano. Maud estaba con la comida, en una de las mesas.
Cuando _____ se aclaró la garganta, todos dejaron lo que estaban haciendo y se dieron la vuelta, para mirarla. Ella se quedó paralizada, en el sitio donde estaba, incapaz de dar un paso. Se produjo tal silencio, que casi sale corriendo otra vez escaleras arriba, pero Tom se acercó a ella y la miró con aquellos ojos marrones tan hermosos, forzándola a quedarse donde estaba.
-¿Te sientes mejor ahora? -le preguntó. La marca en su cara se había desvanecido.
-Estoy bien, gracias -logró decir, un tanto tensa, pero sin tartamudear. Se sintió más aliviada. A lo mejor no era tan difícil superar los próximos minutos.
-Magnífico. Entonces ven que te doy algo de beber -le dijo, dándole la mano, llevándola hacia la mesa.
Le sostenía la mano con mucha suavidad, a diferencia de la forma que la había agarrado cuando estuvo en su habitación. Pero casi tuvo el mismo efecto sobre ella, provocándole un temblor en todo el cuerpo, que ella achacó al nerviosismo. _____ se negó a admitir que fuera miedo. ¿Por qué iba a tener miedo de Tom? La idea era ridícula. Sólo se podía tener miedo de los enemigos, y Tom no era su enemigo. Tampoco lo odiaba. Aquel sentimiento había sido provocado por una reacción infantil por su parte. No quería que nadie pensara que ella lo odiaba, tampoco. De pronto, se detuvo, separó la mano de la de Tom y dirigiéndose a todos los que estaban en aquella habitación, dijo:
-Tengo algo que decir -empezó, frotándose las manos, un tanto nerviosa-. Siento mucho haberme comportado como me comporté antes. Y me arrepiento de haberle pegado a Tom. No, Tom por favor -le dijo, cuando él hizo amagos de interrumpirla-. Tengo que decirlo.
Tomó aliento, antes de continuar lo que estaba diciendo.
-No creo que sea justo que me comporte así, cuando todos habéis sido tan amables conmigo. La forma de actuar de Bill puede que os resulte irresponsable, y puedo entender que estéis enfadados con él. Pero no conozco a ningún hermano que haga lo que tú has hecho hoy -sintió que las lágrimas le acudían a los ojos, pero las reprimió-. Estoy segura de que Bill hubiera querido que yo cooperara y no pusiera las cosas más difíciles. Creo que con mi comportamiento, lo he decepcionado.
En ese momento sintió unas ganas tremendas de echarse a llorar, pero Wilma al verla, se levantó y se fue a su lado.
-¡Tonterías! Bill se debe sentir orgulloso de ti, por lo que has hecho hoy -insistió con firmeza, mientras le sostenía la mano-. ¿No es verdad?
Todos los demás asintieron. Pero Tom permaneció en silencio.
-Y estoy segura de que Tom no te tendrá en cuenta la bofetada que le has dado –continuó Wilma-. Estoy segura de que no es la primera vez que una chica le pone la mano encima-añadió, en tono burlón-. Está bien, vamos a comer lo que Maud ha preparado. Tengo un hambre que me muero.

jueves, 21 de julio de 2011

CAP. 3

El primer sentimiento de _____ fue de amargo resentimiento. ¿Quién se pensaba que era, forzándola a darle otro beso, cuando sabía perfectamente que no quería besarlo? Pero cuando notó el contacto de aquellos labios por segunda vez, todo su resentimiento fue superado por un descubrimiento sorprendente. El contacto de la boca de Tom en la suya, no fue una experiencia nada desagradable. A pesar de que ella se dijera una y otra vez que no estaba disfrutando. Pero al comprobar que Tom no hacía gesto alguno para poner fin a aquel beso, y apretaba más su boca contra la de ella, _____ empezó a sentir pánico. ¿Qué estarían pensando los demás? Sintió también cómo él apretaba las manos, que las tenía apoyadas en los hombros, clavando sus dedos en la carne. Cuando _____ sintió la lengua de él en sus labios, se apartó asustada. Sus ojos, que había cerrado mientras la estuvo besando, se abrieron de pronto, reflejando ira. Pero Tom ya había apartado la mirada y le estaba dando la mano al juez que había celebrado la ceremonia.
-Nunca me cansaré de ver a una pareja de enamorados -dijo el hombre, mientras estrechaba la mano de Tom-. Si no tiene inconveniente, señor Kaulitz, podemos firmar los documentos ahora, porque tengo que salir disparado para otra boda.
Tom volvió a mirar a _____, tan tranquilo como siempre, mientras ella tenía la cara roja como un tomate, y el corazón le latía con fuerza. ¿Cómo se habría atrevido a besarla de aquella manera? Pero sabía muy bien lo que había detrás de todo aquello. Frustración. Frustración por la situación en que le había puesto su hermano, al hacerle aquella petición cuando estaba muriendo. Un beso, pensó _____, podía ser una expresión de ira, al igual que de amor, ambas emociones eran capaces de evocar la misma pasión. Tom, con aquella acción, había demostrado la clase de hombre que era. Muy distinto de Bill. Bill nunca se había atrevido a hacer una cosa así, hasta aquella noche fatal. Y fue ella la que tuvo que empezar, aunque él inmediatamente le puso sus manos en la cara y empezó a besarla. Al acordarse de aquella noche, los ojos de _____ se llenaron de lágrimas.
-_____.
Aquel tono de impaciencia, la sacó de su estado de ensimismamiento, al igual que la expresión de aquellos ojos de color marron.
-¿Qué?
-¡Dios mío! -murmuró Tom.
-Tiene que firmar el certificado de matrimonio, señora Kaulitz -le dijo un hombre muy amable que estaba detrás de ella-. El documento está en el estudio de Tom.
Giró la cabeza y vio la cara amable de Harvey Taylor. Tendría 24 años y tenía el pelo rubio. Era un hombre que había heredado el negocio de Taylor e Hijos, abogados, casi en la misma época en que Tom heredó el suyo. Los dos habían ido al colegio juntos, y los dos habían sacado unas notas excelentes. Pero Harvey no tenía el mismo carácter seco y duro de Tom. Era un hombre encantador, pero de carácter un poco débil, según sospechaba _____. Pero por lo menos había alguien que mostraba algo de amabilidad, que la miraba de forma diferente. Con admiración y respeto, a diferencia de su actual marido.
-Lo mejor será que la acompañes tú, Harvey -dijo Tom con una cierta ironía-. Parece que tú le agradas más. Madre, ayuda a Maud con las bebidas. ¡Wilma! Ven con nosotros, tienes que hacer de testigo. Por aquí, señor Weston. El estudio está por aquí... -y se dirigió hacia allí sin esperar a nadie.
-Sí, mi general -dijo Wilma, cuando Tom desapareció, y se marchó tras él. _____ no pudo evitar sonreír.
-Deberías aprender un poco de Wilma -le susurró Harvey, mientras la acompañaba al estudio-.Tom no te hará ningún daño si tú no le dejas.
-¿Y por qué piensas que me puede hacer daño? -le dijo, un tanto asombrada-. Tú, mejor que nadie, sabes que esto no es un matrimonio de verdad. Tom y yo nos divorciaremos tan pronto nazca el niño.
-Eso es lo que piensas ahora, pero Tom es un hombre muy atractivo. ¿Qué pasa si te enamoras de él? ¿Qué pasaría si él decidiera tenerte por esposa?
Ella se quedó parada en la puerta del estudio y miró a Harvey, totalmente sorprendida por aquella ridícula sugerencia.
-Nunca podría enamorarme de Tom. ¡Nunca!
Cuando Harvey frunció el ceño y miró hacia un punto por encima de su hombro, _____ se dio la vuelta y vio a Tom, de pie, junto a ellos.
-¿Os importaría entrar y firmar esos papeles, de una vez por todas?
-Claro -dijo Harvey, quien hizo un gesto con la mano, invitando a _____ a entrar en el estudio. Ella dudó por un momento, sintiéndose avergonzada y culpable al mismo tiempo. ¿Pero por qué iba a sentirse culpable? ¿Porque Tom había oído lo que había dicho? El sabía perfectamente lo que ella pensaba al respecto. Y aunque ella pudiera enamorarse de otro hombre en un lejano futuro, ese hombre no tendría nada que ver con él. Sólo podría enamorarse de alguien que la hiciera sentirse especial, querida, no estúpida y ridícula. -_____ -Harvey la invitó a que entrase de una vez en el estudio.
Mientras cruzaba aquella habitación de suelos brillantes de parqué, los recuerdos de la primera vez que había estado frente a aquella mesa, le vinieron a la mente. Fue el día siguiente del funeral de Bill, una mañana fría y lluviosa de agosto. Maud había ido a su habitación, donde estaba tumbada, observando la lluvia detrás de los cristales, y le dijo que Tom quería verla en el estudio. Un sentimiento de culpa la impulsó a salir del estado de postración en el que se encontraba. Se duchó rápidamente y se puso unos pantalones vaqueros y un jersey de color melocotón; se cepilló el pelo y bajó las escaleras muy deprisa. Cuando llegó a la puerta del estudio, llamó con cierta timidez. Muy distinta fue la voz que se oyó al otro lado de la puerta, ordenándola que entrara. Respiró dos o tres veces, abrió, entró y cerró la puerta. Miró a su alrededor un poco asustada. Aquella estancia la intimidaba tanto como el hombre que había detrás de aquella mesa. Las paredes estaban cubiertas de madera, con un montón de estanterías con libros, cortinas pesadas y oscuras, que no dejaban pasar la luz del exterior. Una habitación un tanto inhóspita.
FLASHBACK
-¿Querías verme? -le preguntó, sintiéndose como una alumna delante del director del colegio.
Tom levantó la mirada de los papeles que tenía encima de la mesa, y se acomodó en su sillón.
-Acerca una silla y siéntate, _____-le ordenó-. Hay ciertas asuntos que tenemos que discutir.
-¿Di... di... discutir?
-Creo que lo mejor será que te sientes y escuches -le dijo, dando un suspiro.
_____ accedió, recriminándose a sí misma el haber tartamudeado. No podía entender cómo aquel hombre provocaba esa respuesta en ella. Pero la verdad es que nunca en su vida se había tenido que enfrentar a una persona como Tom Kaulitz. Se acomodó en una de las sillas de madera, sintiéndose feliz al tener sólo que guardar silencio.
-Siento mucho haberte interrumpido-empezó a decirle, con un tono un tanto brusco. Ni siquiera la estaba mirando. Tenía los ojos clavados en unos papeles que había encima de la mesa-. Pero tengo que hacerte saber que en el testamento que hizo Bill, que estaba redactado ya hacía muchos años, se lo deja todo a su esposa. La mujer que ni siquiera se tomó la molestia de venir al funeral ayer -murmuró, antes de levantar la vista y mirar a _____-. Aunque quizás era lo mejor que podía hacer.... Sea como fuere, lo cierto es que Bill le dejó todas sus propiedades, lo cual incluye la casa de Roseville, donde vivió con Alicia, donde ella ha vivido desde que él desapareciera, además de una tercera parte de la empresa Kaulitz Properties, todo valorado aproximadamente en quince millones de dólares.
_____ se quedó boquiabierta. ¡Bill era millonario! Y los dos habían estado viviendo en la pobreza el tiempo que pasaron juntos. Nunca se compraron ropa nueva; plantaban las verduras que comían y recogían la leña con la que se calentaban. Una existencia en la que el único lujo permitido eran los lienzos de sus cuadros. Ella incluso le había tomado el pelo, preguntándole que qué haría con todo el dinero que iba a conseguir cuando fuera famoso. Por eso él le había dicho siempre que el dinero no traía la felicidad.
-Mi abogado me ha informado, _____ -continuó diciéndole Tom-, que podrías apelar ese estamento, basándote en el tiempo que estuviste conviviendo con él, como su compañera, durante los últimos seis meses de su vida, y que además estás esperando un hijo suyo.
_____ abrió la boca para protestar el primer supuesto, pero la cerró de nuevo. ¿Qué importaba si no habían consumado su relación hasta esa última noche? Pero tampoco le parecía que lo correcto fuera protestar el testamento de Bill. Había tenido tiempo suficiente de cambiarlo, si hubiera querido. De pronto le vinieron a la mente las palabras de Bill, de que el dinero no daba la felicidad, y se dio cuenta de que en realidad no quería el dinero que él había dejado, el dinero que seguro fue lo que le hizo tan desgraciado. Pero antes de poder contestar a Tom, él siguió diciéndole:
-Conociéndote -dijo, arrastrando sus palabras-, no creo que quieras ponerte ahora a pleitear por ese dinero. Además, Alicia no es precisamente la clase de mujer que se quede callada, cuando se tratan temas de dinero. El proceso seria bastante largo y costoso. Y nadie te puede garantizar que puedas ganar. Bill me dijo que te cuidara, sabiendo que nunca te iba a dejar abandonada. Así que lo que he hecho ha sido crear un fondo para ti y para tu hijo. A cambio tienes que firmar un documento en el que renuncias a todas las propiedades o dinero de Bill. ¿Qué te parece?
Ella dudó un poco. ¿Cómo podría rechazar una seguridad financiera para su hijo y para ella? Sería una locura. Y no era lo mismo que luchar por esa inmensa cantidad de dinero. Tom no se refería a millones, sino a lo justo para que vivieran su hijo y ella. El único problema era que el dinero era de Tom. _____ odiaba tener que agradecerle algo a ese hombre. Ya había gastado una fortuna en ella. Wilma se encargo de comprarle la ropa y un montón de cosas que necesitaba. Ella se imaginó en aquel momento, que era un hombre muy rico, y que aquello no suponía un sacrificio para él.
-Está bien -murmuró él-. Por un momento pensé que te ibas a cerrar en banda en ese asunto. Otra vez.
_____ se sonrojó, sabiendo que se refería a las objeciones que ella había hecho al ver la etiqueta con el precio de la ropa que Wilma insistió en que se comprara. _____ había llamado por teléfono a Tom a la oficina para protestar, pero en vez de admirarla por no querer gastar su dinero, se había enfadado. Con el tiempo, había aprendido a no protestar cuando le decía que se comprara algo que él pensaba que necesitaba. Su tocador estaba repleto de frascos de crema y perfumes que ni siquiera había abierto; los cajones llenos de ropa interior, tan fina y delicada, que le parecía un pecado ponérsela todos los días. Como si ella hubiera estado interesada en cosas materiales después de la muerte de Bill.
Tom se levantó de la silla y se aclaró la garganta.
-Ahora, tratemos el asunto de nuestro matrimonio...
_____ se levantó. Se había estado preguntando en qué momento se lo comentaría él. Estaba segura de que no iba a estar dispuesto a llevarlo a cabo. Nadie le podía condenar por ello. La gente decía cualquier cosa por consolar a un moribundo.
-Si firmas aquí -le dijo, mostrándole una hoja-, podremos casarnos el mes que viene.
-¿Quieres casarte conmigo? ¿No te importa?
Tom dio la vuelta a la mesa y se acercó a ella.
-La palabra «quieres» no tiene ningún sentido en estas circunstancias, _____. No tengo otra opción. No podría vivir a gusto conmigo mismo si no cumpliera la promesa que hice a mi hermano, porque ha sido el único favor que me pidió en toda su vida. Ya sé que yo no soy la clase de hombre que habrías elegido como marido, pero sólo tendremos que interpretar nuestro papel por un tiempo. No será un matrimonio de verdad. Cuando pase un tiempo prudencial, nos podremos divorciar. _____ la tragó saliva cuando él le tendió el bolígrafo.
FINFLASHBACK
Cuando lo tomó, la mano le temblaba. Habían pasado cinco semanas y, con el mismo bolígrafo, estaba firmando el certificado de matrimonio en la misma mesa, con la misma mano temblorosa. Cuando terminó de estampar su titubeante firma, _____ le entregó el bolígrafo a Wilma, que se acercó con su acostumbrada diligencia. Llevaba un vestido de lana marrón, muy sobrio, con el pelo corto, como el de un hombre. Era una mujer que mostraba una fuerte personalidad, que era extrañamente atractiva. Después de firmar ella, lo hizo Harvey.
_____ los observó con cierta envidia. Un día, ella sería como ellos, se juró a sí misma. Con control total sobre una situación. Suspiró y pensó que todo lo que Bill había conseguido con ella, había resultado ser una ilusión. Creía que la había convertido de ser una chica tímida e ignorante, en una jovencita culta, que nunca podría sentirse perdida estuviera con quien estuviera. Pero estaba equivocada. Lo supo a los pocos días de haber llegado a la ciudad de Sydney y vivir en aquella elegancia de los Kaulitz. Entonces se dio cuenta de que en realidad era todavía una paleta, con muy pocos conocimientos de la vida social y sin estilo alguno. Wilma hizo lo que pudo para vestirla de la forma adecuada. Pero un poco de ropa y un rostro presentable no podían ocultar la innata falta de sofisticación de _____. Al darse cuenta de todo ello, había perdido confianza en sí misma. Además, su reacción al talante mandón, casi intimidatorio de Tom, sólo había empeorado más las cosas. Quizá, si consiguiera ser un poco como Bill... Volvió a suspirar, y pensó que nunca antes había conocido dos hermanos que se parecieran tan poco.
Una vez concluidas todas las formalidades, Tom acompañó al campechano señor Weston a la puerta, mientras que el resto volvía otra vez al salón, donde Maud estaba todavía sirviendo la comida que había estado preparando toda la tarde. Simone estaba por allí, un poco perdida. Wilma le puso un vaso de sherry en la mano, pero _____ lo rechazó. Harvey se fue a servir una copa de una de las botellas que había al lado de la comida.
-Estás muy guapa hoy, querida -le dijo simone a _____.
-El azul no es un color que le siente bien, sin embargo -interpuso Wilma, mientras se unía a ellas-. Hubiera estado mucho mejor con un vestido color crema, porque es algo morena, pero _____ pensó que era casi blanco.
-No puedo entender por qué no quiere llevar un vestido blanco -murmuró simone-. Si el pobre Bill hubiera podido estar aquí...
Aquellas palabras quedaron suspendidas en el aire, el grupo se quedó en silencio, asumiendo la cruda realidad.
-Entonces no se hubiera celebrado ninguna boda, querida mamá -apuntó Tom.
Todos se volvieron para mirarlo. Wilma fue la que le contestó:
-Un comentario que no viene al caso, especialmente cuando Bill no está aquí para defenderse por sí mismo.
-No me interpretéis mal, yo estoy seguro de que Bill quería casarse con _____ -contestó Tom, con una cierta ironía todavía en su voz-. Pero todavía estaba casado con Alicia cuando le llegó la muerte. En este país tienes que esperar todavía doce meses, desde el momento en que presentas la solicitud de divorcio. Y Bill no había iniciado ningún proceso en ese sentido durante los tres años que estuvo fuera.
-¿Es necesario que hablemos de eso hoy, Tom? -dijo simone bastante desconcertada-. Todos sabemos que Bill quería divorciarse de esa mujer.
Pero Tom no era un hombre fácil de convencer.
-Sin embargo no se divorció -dijo, arrastrando las palabras-. Pero así era como actuaba él. Siempre queriendo hacer algo, pero nunca lo conseguía.
-¡Tom! -le gritó su madre.
-Lo siento, madre, pero yo soy el que ha tenido siempre que arreglar las cosas, cada vez que Bill decidía escaparse de la realidad y meterse en una de sus fantasías.
_____ respiró hondo, pero Tom continuó implacable, tratando de aniquilar el carácter de su hermano.
--- bill nunca fue capaz de crecer, nunca quiso asumir ninguna responsabilidad. No me importa pasarle por alto sus meteduras de pata en los negocios, pero cuando se trata de su vida personal, no estoy dispuesto a ser tan tolerante. Puede que Alicia sea una mercenaria malcriada, pero no merecía que la abandonaran sin decirle una palabra. Lo mínimo que podía haber hecho Bill era concederle el divorcio. ¿Y qué es lo que hizo? Se pone a vivir con una chica desconocida, la deja embarazada, cuando sabía perfectamente, lo sabía, que se estaba muriendo. ¿Qué clase de estupidez es ésa, me lo podéis decir?
Un tenso silencio se apoderó de la sala cuando Tom dijo aquello. Y mientras el aire estaba todavía vibrando de tensión, _____ se acercó a él y le dio una bofetada. El sonido de su mano golpeándola mejilla, se oyó claramente. Todos se quedaron mudos.
-No se te ocurra otra vez -le empezó a amenazar, con su voz cargada de emoción-, llamarle a Bill estúpido o egoísta. ¿Me oyes? Puede que no fuera perfecto. Puede que cometiera errores. Pero nunca sería capaz de herir a otro ser humano. Hacía lo que hacía, sólo porque era lo único que podía hacer. Y por lo que se refiere a eso de que me dejó embarazada, te he de decir que nunca, durante todo el tiempo que lo conocí, hizo nada para aprovecharse de mí, ni siquiera cuando me permitió vivir en su casa, porque yo no tenía ningún sitio donde ir. Si tienes que echarle la culpa a alguien de mi embarazo, échamela sólo a mí. Me metí en la cama de Bill cuando él más desesperado estaba, y no se me ocurrió otra forma de consolarlo. Ninguno de los dos pensó en la posibilidad de tener un hijo como consecuencia de aquello. ¿Pero sabes una cosa? Estoy orgullosa de llevar dentro de mí un hijo suyo. Muy orgullosa. Era un hombre amable y hubiera sido un padre muy amable. Pero para nada estoy orgullosa de ser tu esposa, Tom Kaulitz. Estoy deseando que llegue el día en que me pueda separar de ti.
Y al terminar, se echó a llorar y salió corriendo de la habitación, subió las escaleras y se metió en su habitación. Tom la observó con la cara pálida y marcada por la bofetada

miércoles, 20 de julio de 2011

CAP. 2

Ambos giraron la cabeza al mismo tiempo, y miraron hacia donde estaba la persona que había pronunciado aquella frase. simone Kaulitz estaba de pie, al final de la escalera, llevaba un vestido de color gris. Los estaba mirando con una expresión de preocupación en su cara.

-No pasa nada, madre -le respondió Tom, para tranquilizarla-. Perdona si te hemos hecho esperar.
-Parecía que estabais discutiendo -observó ella, cuando los dos bajaron y se colocaron a su lado, sobre la alfombra persa que adornaba el recibidor, alicatado en blanco y negro.
-_____ me estaba diciendo que me concederá el divorcio tan pronto nazca el niño -le informó su hijo-. Y yo le estaba diciendo que por mí no tiene que preocuparse y que se puede quedar el tiempo que quiera.
simone miró alarmada a _____.
-Pero cariño, ahora no es el momento de preocuparse por esas cosas. Incluso aunque Tom y tú os divorciarais, te puedes quedar a vivir aquí, porque nosotros cuidaremos de ti y del niño, como a Bill le hubiera gustado. Todos te queremos. ¿No es verdad, Tom? Eres la hija que yo nunca he tenido, y la hermana que Tom nunca tuvo. Dile que se tiene que quedar--

La ternura y calidez de simone la emocionaron, pero sólo tuvo que mirar a Tom para comprobar que él no compartía los sentimientos de su madre. La mirada que le dirigía carecía de afecto alguno. Para él, ella era como una carga que estaba obligado a soportar, una cruz que tenía que llevar a cuestas. La única esperanza era que con el tiempo sus sentimientos cambiaran. A lo mejor, cuando naciera su sobrino o sobrina, su actitud cambiara. Los niños tenían la virtud de derretir al más frío de los corazones. Y ella deseaba que Tom cambiase su actitud hacia ella. Era el hermano del hombre que más había amado. Lo único que quería era que el tío de su hijo, mostrara otra actitud hacia ella, que mostrara un poco de cariño, al menos. Pero para ser justos, tampoco él le gustaba mucho a ella. La hacía sentirse incómoda. No siempre hay una razón para que no te guste una persona. Puede ser una reacción instintiva. Desde que se conocieron, en la habitación del hospital donde ingresaron a Bill, Tom siempre mostró la misma actitud hacia ella. En aquel momento ella pensó que él estaba algo avergonzado porque los había encontrado abrazándose, pero al pensarlo mejor, se daba cuenta que había un cierto antagonismo entre ellos.

-Le acabo de decir a _____ que se puede quedar el tiempo que quiera -le informó a su madre, un poco impaciente-. Y que no hay prisa alguna para divorciarse. Pero lo que sí corre prisa, sin embargo, es la celebración de este matrimonio. El juez me ha dicho que tiene otra boda a las seis, así que lo mejores que no le hagamos esperar.--
El juez se sintió un poco más aliviado cuando los vio entrar a los tres en la sala donde se iba a celebrar la ceremonia. Detrás de ellos, entró el resto de los invitados. Wilma dirigió a Tom una mirada de reproche, que hizo sonreír a _____. Wilma no encajaba con el estereotipo de secretaria privada de un adinerado hombre de negocios. Ni era guapa, ni tampoco se mostraba solícita con su jefe. Era una mujer de unos cuarenta años, muy delgada y que opinaba de todo y además era muy puntillosa. Había sido la secretaria del padre, hasta su muerte. Después Tom la heredó, como heredó el negocio de la familia. Como Wilma misma decía, habían tenido una relación un tanto turbulenta al principio, pero al final habían logrado entenderse.
_____, sin embargo, se quedaba asombrada por la forma en que, a veces, Wilma se dirigía a su jefe.
Pero no parecía que ello importara lo más mínimo a Tom. _____ pensó que si ella hubiera sido su secretaria, y le hubiera contestado así, no habría durado un minuto. Wilma cambió su expresión cuando miró a _____. Sonrió y le dijo:

-Estás guapísima -_____ le devolvió la sonrisa, intentando mostrarle lo agradecida que estaba con aquellas palabras. Wilma se había convertido en su mejor amiga en tan sólo unas semanas. Si no hubiera sido por ella y por los consejos que le había dado, no habría podido soportar todo aquello. La mujer que estaba al lado de Wilma, también la había ayudado mucho. Maud había sido la ama de llaves de la casa, desde tiempos inmemoriales. Nadie sabía la edad que tenía. Posiblemente más de sesenta y cinco, aunque estaba muy ágil para la edad que tenía. Y era muy buena trabajadora. Al principio se había mostrado un tanto distante con _____, hasta que le dijo que no tenía intención de quedarse a vivir en casa de los Kaulitz como si fuera un parásito. Desde el primer día, insistió en hacerse su propia cama y arreglar su propia habitación, y ayudar en la casa en lo que podía. _____ tenía bastante experiencia en las labores del hogar, y no estaba dispuesta a quedarse como un mueble, sólo porque estuviera embarazada. Maud la había defendido, cuando Tom había expresado su opinión al respecto, diciendo que no debería hacer ningún esfuerzo, considerando el estado en que estaba.
FLASHBACK
-¡La chica está embarazada, no enferma! -le contestó Maud con la misma decisión que Wilma-.Cuando yo tuve a Jerry, estuve trabajando hasta que me llevaron al hospital. Si la chica está sana, nada malo le va a pasar. ¿Qué quieres que haga, que se quede sentada, mordiéndose las uñas todo el día?—
FINFLASHBACK
_____ en aquel momento se quedó atónita al ver el efecto que aquel reproche tuvo sobre Tom. Se quedó mudo, aunque su mirada decía un mundo. Miró a Maud con rabia y se marchó. _____ sintió curiosidad al ver la sonrisa de triunfo de Maud. Seguro que eso era lo que había hecho la ex mujer de Tom. ¿Qué otra persona hubiera podido provocarle aquella reacción?
_____ no pudo evitar pensar otra vez en la ex mujer de Tom, mientras estaba de píe, frente al juez que iba a celebrar la ceremonia. Lo único que sabía de la mujer de Tom era que hacía poco que se habían divorciado. ¿Sería guapa? ¿La habría amado de la misma manera que ella amaba a Bill? ¿Por qué se habrían divorciado?
Wilma le había comentado en un par de ocasiones que a Tom le había afectado mucho aquel divorcio. Incluso había sugerido que la culpa había sido de ella. A lo mejor era que había tenido alguna aventura amorosa... _____ no se podía imaginar que una mujer pudiera serle infiel a un hombre como Tom. ¿Quién se atrevería a ello? Le dirigió una mirada de reojo. Estaba tieso como una vela No había una línea de debilidad, ni en su cara ni en su cuerpo. _____ pensó que seguro que algunas mujeres se sentirían atraídas por ese tipo de hombres. Pero ella sólo se podía ver atraída por alguien que le demostrara un cierto grado de sensibilidad y compasión. Bill había sido todo sensibilidad y compasión. _____ recordaba perfectamente el día que se conocieron, cuando ella entró a trompicones, llorando, en el patio desierto que había al lado de la granja donde vivía. Se tiró en la hierba, debajo de un manzano y lloró y lloró hasta que no tuvo más lágrimas.
FLASHBACK
En aquel momento oyó la voz cálida de Bill.
-¿Qué te ha pasado, para llorar tanto? Anda, siéntate y cuéntamelo todo.
Al principio se había sentido asustada. Se levantó y estuvo a punto de echarse a correr. Pero por la expresión de la mirada de Bill, sentado en su banqueta, detrás de su caballete, no parecía que fuera una persona que acosara a las jovencitas. Tenía los ojos marrones, muy cálidos, con el cabello negro con un peculiar peinado y tenía una forma de mirar que alegraba el alma de cualquiera. Tom acusaba a su hermano de haber sido un soñador y un loco, pero para ella había sido un santo y su salvador. Se había enamorado de él desde el momento en que lo vio.
FINFLASHBACK
Cerró los ojos y trató de recobrar fuerzas. No tendría que haber empezado a pensar en Bill. Se mordió el labio, en un intento por apartar aquel pensamiento. Tom le puso una mano en el hombro, en el momento en que el juez empezó a hablar.
-Nos hemos reunido hoy aquí, en esta tarde maravillosa de septiembre, para celebrar el matrimonio entre Tom y _____...
Y continuó su discurso. _____ sintió odio por el hombre que estaba al lado de ella, con el brazo sobre sus hombros. El hombre que debería haber estado a su lado, era Bill, no aquel individuo sin corazón. Bill, tan romántico y cariñoso. Un hombre que la había enseñado muchas cosas. Le hablaba de música, de poesía y de literatura; le había enseñado un mundo que ella creía que no existía, un mundo que él siempre había amado, pero que siempre le habían negado. _____ no conocía casi nada del pasado de Bill, antes de que éste cayera enfermo. La señora Kaulitz, tampoco le había contado gran cosa, ya que bastante desconcertada estaba cuando se enteró de que su hijo estaba enfermo de cáncer. Wilma fue la que le ayudó a encajar las piezas del rompecabezas. El hijo mayor de Henry Kaulitz no había seguido los pasos de su padre, sino que había heredado la forma de ser de su madre, una mujer con un gusto más exquisito por el mundo de la cultura. De joven, Bill había querido convertirse en bailarín, luego en pintor. Pero su padre se rió de él y le dijo que aquello era cosa de mujeres.
Bill, como hijo mayor que era, se suponía tenía que seguir los pasos de su padre en el negocio familiar. Pero a él nunca le habían gustado los negocios inmobiliarios. Y no fue que se hubiera negado a satisfacer los deseos autocráticos de su padre. Lo había intentado, incluso hasta el punto de casarse con una de las hijas de otro magnate muy poderoso. Pero su incapacidad para darle un heredero había servido para acrecentar más su sentimiento de inadaptación a todo aquel ambiente. Cuando se marchó y abandonó a la familia y a su mujer, a los pocos días de la muerte de su padre, a nadie le extrañó lo más mínimo. Y a nadie le extrañó tampoco que fuera Tom el que se encargara de los negocios de los Kaulitz. Era la imagen viva de su padre, igual de ambicioso. A pesar de que el negocio se había beneficiado de la marcha de Bill, su madre no sentía lo mismo. simone había caído enferma de preocupación al no saber dónde estaba su hijo, o qué estaría haciendo. Tan sólo había recibido una carta, con un matasellos de Sydney, que envió a los pocos días de marcharse, diciendo que estaba bien y que no se preocuparan por él.
Tom había intentado averiguar su paradero, pero nunca había podido encontrarlo, desconociendo como desconocía que Bill cambió su apellido por el de Jones, y que estaba viviendo en una granja que había al lado de un pueblo minero llamado Lithgow, a unos ciento cincuenta kilómetros de Sydney. La felicidad que simone había sentido al ver de nuevo a Bill, había sido superada por el estado en que se quedó cuando se enteró de su enfermedad y su muerte. _____ pensó que dentro de cinco meses, cuando pusiera en brazos de simone al hijo de Bill, a lo mejor aquella mujer volvía a cobrar vida otra vez.
Un codazo en su costado la hizo volver a la realidad.
-Di sí -le dijo Tom al oído.
-Sí, sí -tartamudeó _____.
-Dios -oyó que Tom pronunciaba a su lado.
Tom dijo su sí, como si le estuvieran condenando a la horca. Cuando el juez dijo que los novios podían besarse, Solo lo miró con tono de preocupación a Tom. No quería que la besara, y no podía pensar en la forma de evitarlo. Todo el mundo sabía que aquel matrimonio era una farsa, pero el juez no. Tom tampoco se mostró muy decidido, pero al ver que no tenía otra alternativa, le puso las manos en los hombros e inclinó la cabeza. _____ se quedó helada al sentir sus labios en su boca, y más asombrada se quedó al comprobar la calidez de sus labios. Movió las pestañas, muy nerviosa y le tembló la boca. Él apartó los labios y la miró durante unos segundos. Había un brillo extraño en aquellos ojos marrones A continuación hizo algo que la dejó incluso más sorprendida.

La besó otra vez....