-Dios mío, eres como una niña perdida en el bosque. Alguien como Harvey te podría comer de un solo bocado.
-¡Eso no es verdad!
-Claro que sí. Vi lo que estaba haciendo, manoseándote por debajo del vestido. Y vi que no ponías cara de que te gustara mucho. Pero no le dijiste una sola palabra. Le dejaste. Si sales con él, podría intentar más cosas. ¿Y qué harías? ¿Te quedarías callada, mientras él recorriera tu cuerpo hacia partes no tan inocentes como tu espalda...?
-¡Para! -le gritó, con la cara roja como un tomate-. ¡Para! Ya lo he entendido. Me he portado como una tonta.
-No, no eres tonta. Lo que pasa es que alguien tiene que decirte estas cosas bien claras, si quieres sobrevivir en este mundo. Con Bill vivías en una fantasía, _____. Nada era real. Mi hermano siempre estaba intentando escapar de la realidad. A lo mejor no tendría que protegerte. A lo mejor ya ha llegado el momento de que conozcas el mundo de verdad, a los hombres de verdad.
-¿Qué quieres decir? -le preguntó ella, con un nudo en la garganta.
-Sabes perfectamente lo que quiero decir.
_____ abrió los ojos, sintiendo miedo, pero él no la estaba mirando. Él la estaba mirando la boca, mientras la atraía hacia sí, poniéndole una mano en el cuello, detrás del pelo, y la otra en el mismo sitio que Harvey había puesto la suya. Pero sin embargo, no sintió repulsión por la mano de Tom.
-No debería estar haciendo esto -murmuró él, con su boca pegada a la de ella. La besó y la abrazó con fuerza. Cuando él retiró la boca un instante, ella tomó aire, pero inmediatamente la volvió a besar, metiéndole la lengua en la boca. Ella acercó sus caderas a su cuerpo, intentando sofocar una necesidad que nunca antes había sentido. De pronto, él apartó la boca con tanta brusquedad que ella quedó confusa durante unos segundos, lo miró, con la boca entrecerrada. Él la abrazó y le puso la boca en el cuello.
-Dime que me quieres -le dijo, con voz espesa.
-Te quiero -susurró ella, con voz temblorosa.
-¿No cambiarás de opinión si te dejo marchar?
-No.
-Quiero que te vayas a tu habitación y me esperes allí. No bajes otra vez.
-Está bien -le dijo ella.
-Subiré en cuanto todo el mundo se haya ido.
Ella asintió, incapaz de oponerse a su voluntad. En aquel momento habría hecho cualquier cosa que le hubiera pedido.
-Bésame antes de irte -le pidió.
Y ella lo besó, invitándolo a que le metiera la lengua en la boca otra vez, demostrándose, sin palabras, que le deseaba.
-Todavía no es media noche -se oyó una voz, que la sacó de su ensimismamiento. Tom apartó su boca y se volvió, todavía sujetándola contra él, de forma muy posesiva. Wilma estaba muy cerca de ellos, observándolos con cierta satisfacción en la cara.
-A _____ le ha entrado dolor de cabeza -le informó Tom-. Y ha decidido irse a la cama temprano -se inclinó y le dio un beso en la mejilla-. Buenas noches, cariño. Te iré a ver un poco más tarde
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_____ se descubrió a sí misma dando las buenas noches a una sorprendida Wilma y yéndose a su habitación, como si la hubieran hipnotizado. Cuando llegó a su habitación, cerró la puerta con llave, pero no para no dejar entrar a Tom, sino para no dejar entrar a la gente que pudiera hacer preguntas difíciles de contestar. Tom se lo había advertido, pero ya era demasiado tarde. La había puesto en un camino que nunca antes había recorrido, un camino peligroso, pero muy atractivo, un camino mucho más poderoso que la conciencia, la lealtad o incluso el amor. Era un camino primitivo, que prometía placeres que no se satisfacían con el cuerpo, sino con el alma. Y se daba perfecta cuenta de que irse a la cama con Tom, no iba a ser igual que con Bill. Iba a ser una experiencia física, pura y simple. Siempre había creído que ella no era capaz de hacer ese tipo de cosas. Pero estaba equivocada. Cuando se aseguró de que la puerta estaba cerrada, se empezó a desnudar, quitándose incluso los pendientes, y se duchó, sintiendo el agua en su piel, como nunca antes la había sentido, sintiendo su cuerpo, como nunca antes lo había sentido. Cerró los ojos y levantó la cabeza al chorro de agua, recordando lo que había sentido cuando Tom la besó. Sintió un escalofrío, pero siguió pensando en ello, mientras que se frotaba con el jabón el estómago y las caderas. Cuando se tocó los pechos, se quejó de placer, al sentir la superficie resbaladiza contra sus pezones. Cuando ya no pudo soportar más aquella sensación, dejó caer el jabón y dejó que el chorro de agua caliente recorriera todo su cuerpo.
Cuando terminó de ducharse, se quedó desnuda, quitándose las horquillas del pelo, cepillándoselo. Pensó quedarse desnuda esperándolo, pero al final se puso un camisón. Era un camisón de color crema, con un lacito en la cintura, que resaltaba sus pechos. Se sentía tan excitada que casi no podía soportarlo. Cuando terminó de prepararse y ponerse un poco de colonia, se tumbó en la cama y esperó hasta que se fue el último invitado y la casa se quedó en silencio, En ese momento, se levantó, temblando, sintiendo la tela contra sus muslos desnudos, mientras se dirigía hacia la puerta, para abrir la cerradura. Justo en ese momento empezó a temblar, de forma violenta. Sabiendo que no podía quedarse en la cama esperando, se dirigió hacia la ventana y miró la terraza, en la que ya no había nadie. Se preguntó cuánto tiempo tardaría él en llegar, cuánto la haría esperar. Confío en que no fuera demasiado.
El sonido de alguien tirándose a la piscina, la sacó de su estado de ensimismamiento. Sus ojos brillantes, se dirigieron hacia la figura que nadaba. Era Tom, por supuesto. No había otro hombre en Kaulitz House.
_____ lo observó nadar, haciendo largos, sin sacar casi la cabeza del agua. De pronto, cuando ya empezó a temer que podría estar haciendo largos hasta ahogarse, salió del agua, dejando que el agua escurriera de su cuerpo, formando un pequeño charco a sus pies. _____ lo observó. Era la primera vez que veía a Tom casi desnudo, desde que llegó a Kaulitz Hall, con tan sólo un bañador negro puesto. Aquella imagen casi le hace perder el aliento. Siempre le había sorprendido su tamaño y su fuerza, incluso aunque llevara puesto uno de sus caros trajes, pero sin ropa parecía incluso más grande.
Viéndolo allí, a la luz de la luna, respirando después del esfuerzo físico, presentaba una imagen muy similar, pensó _____, a la de un hombre primitivo que acababa de cruzar un río crecido. En un momento se dirigiría a su cueva, donde su mujer estaría esperándolo, con la comida calentándose al fuego. Pero ese hombre de las cavernas no tenía hambre de comida, tenía hambre de otras cosas diferentes. _____ se imaginó que se acercaba a ella, la agarraba por el pelo, doblaba su cuerpo y chupaba uno de sus pechos desnudos, como si fuera un niño hambriento, antes de llevársela a la cueva y saciar su hambre, no una sola vez, sino varias. Todavía estaba en esa fantasía, cuando Tom miró hacia arriba y la vio mirando por la ventana. Sus miradas se encontraron y ella no pudo respirar mientras permanecieron mirándose. A continuación, él apartó la vista y entró en la casa. Ella se dio la vuelta, y jadeante se quedó mirando la puerta. De pronto se abrió y apareció él, su cuerpo iluminado por la luz del pasillo. Ella se humedeció los labios, feliz porque no hubiera dejado encendida ninguna luz en la habitación. Entró y cerró la puerta con llave. Ella sintió un vuelco en el corazón. Se acercó a ella, a grandes pasos. _____ lo miró con los ojos muy abiertos, sintiendo que los nervios la consumían.
Le quitó el camisón y lo tiró a un lado, antes de tomarla en brazos y llevarla a la cama. La abrazó y ella sintió su cuerpo húmedo, la miró con ojos de deseo, la tumbó sobre el edredón y se desnudó él también. _____ quedó sorprendida por la velocidad con que se desarrollaban los acontecimientos, incapaz de decir una palabra. Cuando él le abrió las piernas, ella suspiró y volvió a suspirar cuando él, como si hubiera sabido sus fantasías, la agarró del pelo, la echó para atrás y empezó a chupar su pecho. Se acurrucó contra sus pechos, los chupó, los mordió. Ella se abandonó completamente a aquella experiencia. Ni siquiera reprimió sus gritos de placer. Nada podía pararla. No era consciente de nada. Sólo podía vivir aquel momento, sintiendo la boca de Tom en su pecho. No sabía lo que iba a pasar con ella aquella noche. Sólo sabía que estaba dispuesta a hacer lo que él quisiera. Era suya, para que hiciera con ella lo que le apeteciera. El le atormentó con el otro pecho, antes de dejarla tumbarse otra vez en la cama, momento en el que empezó a besar todo su cuerpo. Nunca antes había soñado que su cuerpo escondiera tales encantos. Tom parecía conocerlos a la perfección, sin embargo. Le demostró su experiencia con las mujeres, haciéndola alcanzar casi el éxtasis.
-No, no pares -le pidió ella, cuando él dejó de hacer lo que estaba haciendo.
Y no paró. Porque lo único que hizo fue poner su cuerpo, donde habían estado sus manos y sus labios, haciéndola jadear al darse cuenta de que todo lo que había en su cuerpo era largo. Cerró los ojos al sentirlo dentro de sí.
Cuando logró entrar en ella, _____ abrió los ojos. Se sentía plena de satisfacción. No podía ver lo que Tom sentía, porque no la estaba mirando. Tenía las manos en su trasero, concentrándose en la zona donde sus cuerpos estaban unidos. Aunque no le veía la cara, sabía que estaba saboreando esa unión. Movió las manos hacia sus caderas y la levantó un poco de la cama, tirando de ella hacia él. Echó la cabeza para atrás y un rayo de luna le iluminó la cara, revelando una cara torturada por el placer. Parecía como si le doliera, mientras subía y bajaba su cuerpo lentamente, tirando de ella hacia él. Pero _____ no sentía dolor alguno. Lo único que sentía era un placer inmenso. Era como estar en un mar embravecido, se imaginó subida en la cresta de una ola y bajando por la pendiente, para ser subida otra vez por otra, incluso más alta. Subió cada vez más alto, y los quejidos de placer de pronto se convirtieron en gritos. Se abrió de piernas, jadeó y apretó los ojos, cuando sintió que el placer se convertía ya casi en dolor. ¿Sería aquello lo que él había estado sintiendo todo el rato? No, seguro que no. No hubiera sido capaz de soportarlo.
-No, no -se quejó ella, antes de sentir una sensación tan punzante y eléctrica, tan excitante que no pudo evitar gritar. Se agarró al edredón y sintió que su cuerpo era invadido por oleadas de placer. _____ se dio cuenta de que aquello era lo que la gente llamaba punto álgido, resultado de hacer el amor, lo definitivo. Se dio cuenta de que aquello nunca podía haberlo experimentado con Bill. La única vez que se fue a la cama con él no había sentido nada parecido a lo que estaba sintiendo en ese momento. Pero Tom había conseguido que su mente y su cuerpo entrasen en una especie de frenesí desde el primer beso que le dio aquella noche, a pesar de que ninguno estaba enamorado del otro. Ella pronunció su nombre, y le preguntó cómo era posible sentir aquello cuando no estaba enamorada de él; le pidió que la consolara en su confusión, que la abrazara, hasta liberarla de aquel cataclismo.
Pero él no dijo nada. Se quedó quieto donde estaba, hasta que su cuerpo se estremeció dentro de ella, hasta que sus propios espasmos cesaron y se quedó inmóvil y agotada. Después, él se salió y se derrumbó en la cama, al lado de ella, dejándola emocionalmente vacía, pero físicamente tan saciada que ni siquiera tenía fuerzas para respirar. Ella dio un último suspiro, volvió la cabeza y lo miró. Tenía los ojos cerrados, su pecho subía y bajaba, como si hubiera estado corriendo en una carrera. La luna iluminaba la habitación, por lo que podía ver perfectamente su cuerpo. Miró su pecho, sus caderas y su miembro todavía medio en erección. ¿Querría decir aquello, que quería hacerlo otra vez? Solo de pensarlo, le entró pánico. Tragó saliva y se quedó mirando el techo. ¿Podría soportar estar en el filo de la navaja otra vez, tan seguido?
_____ jadeó, cuando de pronto sintió que le ponía una mano en el estómago, mirándolo a los ojos, cuando empezó a acariciarle todo el cuerpo. Se había puesto de costado, con los ojos entrecerrados, mientras continuaba moviendo la mano hacia arriba, hacia su pecho, acariciándole los pezones, hasta que se ponía duro como una piedra. Ella empezó de nuevo a jadear.
-Si lo hubiera sabido, habríamos hecho esto antes.
-¿Saber qué?
-Que Bill no fue tu primer amante... -bajó la cabeza y chupó su pecho, por lo que no pudo ver la cara de sorpresa que puso ella. Pero no pudo responder, porque su cabeza ya estaba empezándole a dar otra vez vueltas. Pero sentía que iba a ser peor porque esa vez ya sabía lo que la esperaba.
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