lunes, 8 de agosto de 2011

CAP. 11

_____ debería haberse imaginado que Tom evitaría por todos los medios tener que decorar el árbol. Pero cuando vio que traía un espécimen inmenso, tomándose la molestia de plantarlo en una gran jardinera con tierra, en un rincón del salón, pensó que iba a ayudar en todo el proceso. Pero se marchó tan pronto sacaron la primera bola de colores de las cajas que simone había bajado del ático, poniendo la disculpa de que tenía una cita. _____ se sintió muy desilusionada. ¿Qué cita podía tener un domingo después de comer? Al final, fue ella la que tuvo que colocar al ángel en la punta del árbol, subiéndose, para ello, a la escalera, con el corazón en un puño. Pero cuando simone encendió las bombillas de colores que habían colocado por todas las ramas, no pudo contener su alegría. Bill tenía razón, una Navidad, no era Navidad, sin un árbol. _____ empezó a pensar en los regalos que había comprado para todo el mundo. Confiaba en que les gustaran. El resto de la semana pasó con lentitud, pero al fin llegó la mañana del día de Navidad. Tom sorprendió a todos, acompañándolos a la iglesia. Estaba guapísimo, con su traje azul y su corbata. Y mucho más alegre de lo normal. Incluso abrió una botella de champán en el desayuno, así que cuando los cuatro se reunieron en torno al árbol para darse los regalos, a eso de las once, el tono de alegría había subido unos grados. Incluso simone estaba alegre.
Maud sugirió abrir ella primero los regalos, para poder volver pronto a la cocina y seguir con el pavo. Pareció encantarle el libro de cocina italiana que _____ le regaló, ya que con frecuencia había expresado su interés por los platos de comida italiana que _____ había preparado algunas veces. simone le regaló un camisón de verano, que le encantó. Pero cuando Tom le entregó un sobre con dinero, a Maud casi se le salen los ojos de las órbitas.
-Esto es mucho dinero, Tom -protestó. El hizo un gesto con la mano, como quitándole importancia.
-Mándale algo a ese hijo tuyo, si quieres. Por lo que me has contado, parece que necesita algo de ayuda -el único hijo de Maud, Jerry, estaba viviendo en Tasmania, tenía cinco hijos y las cosas no le iban nada bien. A Maud se le arrasaron los ojos de lágrimas.
-Gracias, Tom. Eres muy bueno.
_____ estaba de acuerdo, y lo miró, admirándolo. Él encontró su mirada y la miró todo el cuerpo. _____ intentó no sonrojarse, sabiendo que aquel día se había arreglado un poco más que de costumbre y el vestido de flores que llevaba, marcaba bastante sus formas voluptuosas. Llevaba el pelo recogido, detrás de las orejas, adornadas con dos arillos de oro. Aquel sería un buen día, le dijo una vocecilla interior. Estoy guapa y Tom parece estar relajado. A lo mejor hablo con él después de cenar... Maud interrumpió sus pensamientos, entregándole sus regalos. Al parecer siempre regalaba papel y sobres de escritorio. El de _____, con fondo floreado y delicado; el de simone clásico y con los bordes dorados; el de Tom de negocios, acompañándolo de un juego de pluma y bolígrafo.
-Justo lo que quería -le dijo, sonriendo. Incluso le dio a Maud un beso en la mejilla, lo cual la hizo sonrojarse, de lo sorprendida y complacida que estaba. Incluso simone pareció sorprenderse, al ver la reacción tan diferente de Tom. Cuando Maud se marchó, para preparar la cena, madre e hijo se intercambiaron los regalos. A simone le encantó la figura de cristal en forma de castillo. _____ quedó sorprendida, al ver que simone le daba dos regalos, ya que todos habían decidido regalarse tan sólo uno a cada uno. El más grande era un reproductor de compact disc y el otro una selección de obras de Mozart.
-El reproductor es pequeño, para que lo puedas poner en la mesilla de noche -explicó simone -. Así puedes escucharlo los días que no puedas dormirte fácilmente.
_____ miró a Tom, quien tenía una expresión en la cara indescifrable.
-No deberías haberte gastado tanto dinero -le dijo a simone
-No seas tonta. Es lo que queríamos. Además ha sido idea suya. Esto también es de él.
-Es un regalo muy bonito- dijo _____, a quien sorprendió que Tom hubiera elegido aquel regalo en concreto. Demostraba ser mucho más maduro que su madre-. Gracias a los dos. Espero que os guste lo que yo os he comprado.
A simone pareció encantarle la primera edición del Cuento de las Dos Ciudades, que Soria le había comprado en una tienda de libros antiguos. Sin duda Tom pensó que él también recibiría un libro, porque cuando abrió su paquete y vio la cámara último modelo que había dentro, miró a _____ sorprendido. Maud eligió precisamente ese momento, para entrar otra vez en la habitación con un plato de galletas y nueces en la mano.
-Ya veo que has abierto el regalo de _____-le dijo-. Espero que te guste porque ha trabajado muy duro para ganar el dinero necesario para comprarte esa cámara.- _____ sintió un nudo en el estómago, al oírla decir aquello. No se lo había dicho expresamente, pero creía que Maud no le iba a contar a Tom que había estado planchando para ahorrar el dinero.
-¿De qué estás hablando, Maud? ¿A qué trabajo te refieres?
-Pues a las cien horas que ha pasado planchando -informó Maud, sin mirar a _____, mientras salía otra vez del salón.
-¿Has estado planchando para comprarme esto? –le preguntó Tom, mirándola a los ojos.
-Sí -respondió ella.
-¿Pero, por qué? Si tienes dinero. Yo te lo di.
-Porque no iba a comprarte un regalo con tu dinero -le dijo, intentando mantener la calma, como podía.
-¿Y qué es lo que planchabas?
-Maud me pagaba por planchar lo que ella antes enviaba a la tintorería y además la ropa de algunos vecinos.
-¿De algunos vecinos? -repitió él, moviendo de un lado a otro la cabeza-. Dios bendito.
Todos permanecieron en silencio, durante el cual, simone se aclaró la garganta y _____ se enfadó cada vez más. Si a Tom se le ocurría estropearle la fiesta a todos, se iba a enterar de quién era ella.
-Madre, ¿nos dejas solos un momento? -le preguntó.
Simone lo miró, preocupada.
-¿No irás a regañarla, verdad? No se te ocurra hacer eso, y menos el día de Navidad.
-No te preocupes -le respondió, con calma-. Sólo quiero tener una conversación con ella, a solas.
Simone se fue a regañadientes, dirigiéndoles una mirada de preocupación.
-Está bien -empezó a decirle Tom, suspirando-. ¿Puedes decirme cómo se enteraron los vecinos de que había una persona en esta casa ofreciendo sus servicios de planchadora?
-Porque les eché unos panfletos en el buzón.
-¿Qué? -se puso de pie, y la miró enfurecido-. ¿Pero qué mosca te ha picado? ¿Es que no tienes orgullo? ¿O es que no te importa lo que yo piense? ¡Eres mi esposa!
-No, no lo soy -contraatacó-. Nadie de los que vive en esta calle sabe que estamos casados, y yo tampoco se lo he dicho. Todos piensan que soy un componente pobre de la familia.
-Lo cual es incluso peor -contestó él-. ¿Qué crees que estarán comentando? Ese cerdo de Kaulitz es tan tacaño que su pobre prima, o sobrina, o lo que quiera que piensen que eres, tiene que dedicarse a planchar para poder vivir. _____ se sonrojó.
-No... no se me ocurrió.
-Ya lo veo, que no se te ocurrió. Lo que no entiendo es por qué Maud y mi madre te dejaron hacer una cosa así.
-No me dejaron. Lo hice y nada más. Además, creo que pensaron que lo que yo hiciera era cosa mía.
-Pero hay un límite para todo. ¿Qué voy a hacer contigo?
-Pues una o dos cosas -le dijo, decidiendo que era el momento de sugerirle lo que Wilma y ella habían estado hablando-. Puedes concederme el divorcio, y dejarme que haga mi propia vida, o... o...
-¿O qué? -le preguntó, impaciente.- _____ tragó saliva.
-O podría convertirme en tu esposa de verdad.
Los segundos siguientes fueron terribles. Tom se quedó boquiabierto y de pronto le recorrió el cuerpo un escalofrío, como si quisiera volver a la realidad.
-¿Te puedo preguntar, qué es lo que hay detrás de ese sorprendente ofrecimiento? Y por favor, no me digas que es que te has enamorado de mí, porque ambos sabemos que no es verdad.
-No me atrevería insultar tu inteligencia diciéndote eso -le contestó _____, sintiendo que se desmoronaba por dentro-. La... la verdad es que no me veo enamorándome de nadie. No como amaba a Bill. Pero me... me gustaría casarme y tener familia. Y... y a ti pareció sentarte tan mal como a mí la pérdida del hijo de Bill, y pensé que a lo mejor querías tener un niño. Y ya que estamos casados, y no parece que nos llevemos tan mal, pues... pues...
-Has estado hablando con Wilma, ¿verdad? -le preguntó. Ojalá hubiera podido ocultar su sentimiento de culpa.
-Ya lo sabía yo -le dijo Tom-. Me la puedo imaginar. Seguro que te ha dicho que yo estaba amargado porque mi primera mujer se negó a tener hijos. Y en ese momento, tu dulce y generoso corazón sintió pena por mí y se te ocurrió este sacrificio. Sin importarte que ese corazón todavía le pertenece a mi pobre y difunto hermano. ¿Crees de verdad que te utilizaría para darme lo que por derecho es de él? ¿Quién te piensas que soy?
Aquella declaración de Tom dejó a _____ sin habla por unos segundos, hasta que su estado de confusión fue desvaneciéndose y logró responder aquella acusación.
-¿Que quién me creo que eres? -empezó a decir ella, latiéndole el corazón con fuerza-. Pues un hombre desilusionado, si piensas que a Bill le importaría que yo tuviera un hijo tuyo. ¿No conocías a tu hermano? No era un hombre mezquino. Ni envidioso. Seguro que te pidió que te casaras conmigo, porque pensaba que al final acabaríamos juntos. Así era tu hermano, Tom. Y si crees que me das pena, te puedo decir que lo que menos inspiras a una mujer es pena, precisamente.
Tom entrecerró los ojos al ver que ella respiraba cada vez más deprisa.
-¿Quieres decir que estás dispuesta a hacer el amor conmigo? -le preguntó, con un tono de incredulidad.
-No te puedo decir ni que sí, ni que no. No tengo mucha experiencia en esos asuntos. Pero has de saber que eres un hombre muy atractivo, y estoy segura de que tienes bastante experiencia. ¿Qué opinas? -le preguntó, de forma directa.
Aquellos fríos ojos marrones la miraron como si estuvieran desnudándola, calentando su piel con el fuego que desprendían, haciendo que sus pezones se pusieran como piedrecitas, de la intensidad. Poco a poco recorrió todo su cuerpo, hasta que llegó a los ojos, sus ojos grandes y marrones que se hicieron más grandes al ver aquella mirada cargada de sensualidad. Aquel hombre la podía llevar a la cama en el momento que quisiera. Pero no sería lo mismo que con Bill. Sus besos no serían dulces, ni suaves, ni románticos. No sería un encuentro espiritual, sino totalmente físico. Dos cuerpos jadeantes, uniéndose para sofocar la pasión más primitiva de todas. Cuando él se acercó a ella, _____ no pudo evitar retroceder un poco, pálida y asustada. El sonrió, de forma un tanto cínica, extendiendo la mano, para acariciarle la mejilla.
-Lo mejor será que olvidemos esta conversación, _____-le dijo, con voz espesa-. Pero no me hagas una oferta así otra vez -dejó caer la mano de su mejilla-. Vete a la cocina y sonríe a Maud y a mi madre –le ordenó-. Es mejor no estropearles el día de Navidad.


SEGUNDO CAP. DEL DIA DE HOY ;) DESPUES VA EL OTRO

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